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Ucrania teme ser el siguiente

  • La península de Crimea, cedida por la URSS a Kiev a principios de la década de los 50, podría convertirse en un nuevo objeto del deseo para los apetitos de Moscú

Para los expertos militares ucranianos, una guerra con Rusia ha dejado de ser un escenario descabellado: tras la invasión rusa en Georgia, la península ucraniana de Crimea podría convertirse en la "próxima víctima del Kremlin".

El presidente georgiano Mijail Saakashvili no fue el único en advertir a su colega ucraniano, Victor Yuschenko, del "apetito territorial" de Rusia, tras la pérdida de las regiones secesionistas de Osetia del Sur y Abjasia. En Kiev también se considera la posibilidad de un ataque ruso para el restablecimiento de la antigua Unión Soviética como algo no tan disparatado.

Al conmemorar pasado el domingo el día de la independencia de Ucrania y pasar revista a las tropas en el marco del primer gran desfile militar desde 2001, su presidente, Yushenko, exhortó a la Alianza Atlántica para que incorpore a Ucrania lo antes posible a la OTAN. Paralelamente anunció un drástico aumento de los gastos militares.

El ministro de Defensa de Ucrania, Yuri Yejanurov, dijo que el año entrante harán falta por lo menos 32.000 millones de grivnas (4.600 millones de euros/6.800 millones de dólares) para modernizar las Fuerzas Armadas. En la península de la Crimea se están multiplicando las voces de quienes desean independizarse de Ucrania, en caso de que la ex república soviética ingrese a la OTAN.

"La mayoría de los estados postsoviéticos es de la opinión que el Kremlin está decidido al empleo de la violencia para resolver problemas", expresa la revista ucraniana Korrespondent. Los comentaristas ven un auténtico riesgo para Ucrania, porque el conflicto por Crimea presenta semejanzas con el enfrentamiento entre Georgia y Osetia del Sur. Al igual que en Osetia del Sur, en Crimea también habría alrededor de 170.000 habitantes con ciudadanía rusa. A ellos debe añadirse a los soldados de la Flota del Mar Negro.

El despliegue de barcos de guerra rusos normalmente estacionados en el puerto de Sebastopol en el conflicto georgiano también contribuyó a tensionar las relaciones entre Moscú y Kiev. En tanto que aliado de Georgia, Ucrania amenazó temporalmente con la posibilidad de vedar el acceso a los barcos rusos a su base en Crimea. Pero según el contrato, los barcos de guerra rusos pueden permanecer allí hasta el año 2017. Para más adelante, Kiev tiene la intención de rescindir el contrato. El ex líder ruso Nikita Jrushev entregó en 1954 la peninsula de Crimea a Ucrania.

Moscú advirtió a Kiev más de una vez de "tendencias antirrusas". Durante la guerra, acusó a Ucrania de haber asistido militarmente en el pasado a Georgia, y de haberle ofrecido ayuda militar durante los enfrentamientos de mediados de mes.

Rusia se opone tenazmente a cualquier intento de Ucrania y Georgia por incoporarse a la OTAN, porque vería puesta en riesgo su propia seguridad. Ucrania está profundamente dividida en torno a esta cuestión: las regiones orientales y del sur son prorrusas, mientras que Ucrania occidental es fuertemente nacionalista. En la cuestión georgiana, el país también está profundamente dividido.

Mientras Yuschenko se exhibió junto a su amigo Saakashvili en Tiflis, la primera ministra Julia Timoshenko optó por tomar distancia de Georgia y quedarse en casa. Los observadores ven en estas diferencias no sólo una nueva evidencia de las luchas de poder entre los principales responsables de la llamada Revolución Naranja de 2004.

No pocos creen que para las próximas elecciones en un año y medio, Timoshenko apostará por acercarse a Moscú para asegurarse los importantes votos en el este y el sur del país. La administración del presidente Yuschenko acusó estos días a Timoshenko de "alta traición".

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