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Sarkozy saca su lado más agresivo en el único debate con Hollande

  • El actual presidente asegura que "Francia no puede equivocarse" mientras el candidato socialista insiste en que pretende ser el "candidato de la unión"

El candidato socialista François Hollande, que encabezó la primera vuelta de las presidenciales francesas, y el presidente saliente Nicolas Sarkozy, por detrás en los sondeos, se enfrentaron ayer en el único duelo televisivo que celebrarán antes de la segunda vuelta del domingo.

El debate de los dos finalistas comenzó con la intervención del candidato socialista, bien situado tras lograr el 28,6% de los votos en la primera vuelta pero que no tiene la victoria garantizada.

"Seré el presidente de la justicia", declaró Hollande al principio de un debate de dos horas, y agregó que desea que la justicia esté "en el centro de todas las decisiones" que tomará si llega a ser presidente.

El candidato socialista dijo que pretende ser el presidente "de la unión" de los franceses y que considera que así "volverá la confianza en el país y la recuperación económica".

Sarkozy dijo por su parte que espera que al final del debate los electores tengan una idea clara y que puedan decidir sobre cuál será su voto el próximo domingo.

El presidente-candidato aseguró que en esta elección "Francia no puede equivocarse".

Sarkozy llegaba a esta cita, según el sondeo diario realizado por el instituto demoscópico Ifop-Fiducial para la revista Paris Match, con el 47% de las intenciones de voto, medio punto más que un día anterior, mientras que Hollande, que se mantiene como favorito, acapararía el 53%, medio punto menos. "Sé que hay un movimiento en mi favor. Debo mostrarme digno porque la arrogancia no es pertinente", declaró Hollande.

En el campo de Sarkozy se asegura que la victoria es posible todavía. El ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé recalcó la "personalidad poderosa" del presidente y su "claridad".

Sarkozy contaba con este enfrentamiento para recuperar su retraso, aunque los politólogos advierten que los debates tienen poco impacto sobre la relación de fuerzas."Para que un debate haga cambiar una elección, es necesario que uno de los dos candidatos le gane claramente al otro, y que la diferencia entre las intenciones de voto sea bastante escasa, lo que no es en absoluto el caso actual", señaló Jérôme Sainte-Marie, del instituto de sondeos CSA.

Según los dos últimos sondeos, publicados el miércoles por los institutos BVA e Ifop, François Hollande ganaría la elección con el 53,5% o 54% de los votos, y el presidente Nicolas Sarkozy obtendría en torno al 46%.

Hollande "sigue teniendo una ventaja confortable", comentó Gaël Sliman, director de BVA Opinion. No obstante, "la situación mejora sensiblemente para Nicolas Sarkozy con respecto a nuestra última medida" y "casi recupera su mejor nivel conseguido en la noche de la primera vuelta (53% contra 47%)", agregó.

Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista y mencionada como posible primera ministra, consideró que el debate opuso la "fuerza" y la "credibilidad" de Hollande a la "provocación" y "mentiras" de Sarkozy.

El debate permitió a su juicio al socialista "decirle claramente a Nicolas Sarkozy: En vez de explicarnos que su balance es culpa de los griegos, los italianos, incluso de la izquierda hace 10 años, asúmalousted".

La ministra de Presupuesto Valérie Pécresse, del partido de Sarkozy Unión por un Movimiento Popular (UMP), consideró en cambio que el debate supuso el final de "los secretos" de Hollande: "ahora ya sabemos realmente lo que piensa".

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