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El Parlamento tumba a Costa y aboca a Portugal al adelanto electoral

  • El rechazo en bloque de las cuentas deja en tenguerengue al Gobierno socialista

Antonio Costa

Antonio Costa

Portugal está más cerca de unas elecciones anticipadas. La izquierda abandonó al Gobierno socialista y el primer ministro, Antonio Costa, pidió una mayoría estable y duradera para la próxima legislatura. Por segunda vez en la historia de la democracia lusa, el Parlamento tumbó unos Presupuestos del Estado y, por primera vez, esa decisión aboca a un adelanto electoral.

Las cuentas de 2022 sólo recibieron el respaldo de los diputados socialistas y cinco abstenciones, mientras que toda la derecha y los antiguos socios del Ejecutivo, el Bloco de Esquerda y los comunistas, votaron en contra. "Me da pena este cierre prematuro", admitió el líder socialista ante el Pleno de la Asamblea que rechazó el Presupuesto.

Costa dice que es "una derrota personal" y el presidente Rebelo de Sousa será quien decida

"Confío en que mi frustración" y la "frustración" de los electores de la izquierda "se pueda convertir en una mayoría reforzada, estable y duradera en una próxima sesión legislativa". Ante el Parlamento, el primer ministro dijo estar con la "conciencia tranquila": "Hice todo lo que estaba a mi alcance para asegurar la viabilidad de este presupuesto, sin aceptar lo que en conciencia considero que el país no podría soportar".

"Nadie pide un cheque en blanco, lo que todos prometimos y tenemos que hacer es consagrar en fuerza de ley los compromisos que negociamos y asumimos", insistió en un último llamamiento a sus antiguos socios de izquierda. "¿Con quién quiere estar? ¿Con un Gobierno del Partido Socialista o quiere sumarse a la derecha contra un Gobierno del PS?", lanzó en su mensaje al Bloco de Esquerda y al Partido Comunista. "Para mí, un voto contra de la izquierda es también una derrota personal", agregó.

Los dardos de Costa no surtieron efecto. El Gobierno socialista, en minoría desde 2019, se quedó solo. El rechazo a los Presupuestos supone la estocada final a la geringonça, la alianza parlamentaria de izquierdas que permitió gobernar la pasada legislatura. "La geringonça murió por la obsesión por la mayoría absoluta", sentenció la líder del BE, Catarina Martins, que dijo en el Parlamento que esta vez faltó el "camino de compromiso" que hubo en 2015, con un acuerdo escrito para toda la legislatura.

El líder parlamentario comunista, João Oliveira, sostuvo que "no estaba en nuestras manos dar la respuesta que sólo el Gobierno podía dar". Al otro lado del hemiciclo, el líder de la oposición, Rui Rio (PSD), acusó al Gobierno de quedar "totalmente dependiente de la izquierda radical" y "a merced de sus exigencias". "Nunca fue capaz de formar una mayoría parlamentaria estable", señaló.

"Este Gobierno muere aquí en el Parlamento y esta geringonça también", sentenció el líder del ultraderechista Chega, André Ventura, a quien los analistas sitúan como uno de los que más beneficiados de unas elecciones anticipadas.

Tras su derrota, el primer ministro insistió en que el Gobierno no va a dimitir y aseguró que garantizará la estabilidad del país. Costa no cerró ninguna puerta, ni siquiera la posibilidad de gobernar en "duodécimos", una vía legal que le permitiría mantenerse con un presupuesto diezmado. Una opción que el arco político da prácticamente por descartada.

La última palabra corresponde ahora el presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que ya adelantó que, llegado el caso, se reuniría con los líderes de los distintos partidos, convocaría al Consejo de Estado, el próximo miércoles, y disolvería la Asamblea. En los pasillos, los partidos especulan ya con posibles fechas electorales y apuntan a mediados de enero.

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