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Nueva York respira aliviada

Un día después de conocerse la operación especial en la que el Ejército de Estados Unidos acabó con la vida de Osama ben Laden, su enemigo público número uno, los habitantes de Nueva York tienen la certeza de que se ha saldado una deuda pendiente y respiran tranquilos, aunque la dinámica de la ciudad no deja tiempo para pararse a digerir del todo lo ocurrido.

La Zona Cero de Manhattan, un lugar de obligada visita para todas las personas que acuden a Nueva York, se ha convertido desde la noche del domingo en un lugar de peregrinación en el que los turistas se mezclan con los residentes, los policías, los centenares de periodistas que emiten en directo desde el lugar en el que hace una década perdieron la vida más de 3.000 personas, y los obreros que levantan el parque memorial en el solar del World Trade Center. "Se ha hecho justicia", "América es invencible", son algunas de las consignas que las personas anónimas han dejado en el muro que rodea la Zona Cero que, a su vez, se ha adornado con flores y con las portadas de los principales periódicos nacionales que recogen la muerte de Ben Laden en su primera plana. El mayor Giulianni, regidor de la ciudad cuando se produjeron los atentados, acudió en la mañana del lunes hasta el lugar.

Como todo en esta ciudad, la muerte de Ben Laden se ha vivido y celebrado por todo lo alto. En la noche del domingo todas las televisiones iterrumpieron sus emisiones para anunciar en directo la noticia a la nación: "Ben Laden is dead", se leía en los rótulos del Breaking News. En Times Square, miles de personas vieron en directo del discurso del presidente Obama. En los pubs de la Sexta Avenida, la música dejó paso a la voz del presidente ante un respetuoso silencio sólo roto por los vítores y los aplausos tras la intervención.

El día después de la muerte del terrorista más buscado por Estados Unidos se ha hecho patente un aumento de la seguridad, que ya de por si es notable en todos los rincones, pero sobre todo en la Zona Cero, donde la Policía patrulla con fusiles de asalto y perros. La exaltación del patriotismo es aún mayor si cabe, las banderas con las barras y las estrellas cuelgan de casi todos los edificios de Manhanttan y los neoyorkinos se sienten orgullosos.

Diez años después han conseguido ganar esta batalla. "Se ha hecho justicia", dijo Obama. La ciudad respira aliviada y orgullosa de sí misma. Así es Nueva York.

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