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Macron cierra la campaña con clara ventaja en los sondeos sobre Le Pen

  • Las encuestas dan por hecha la victoria del candidato socioliberal

  • La buena estrella de la ultraderechista se apaga y abandona la catedral de Reims por la puerta trasera entre abucheos

La candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, pronunciaba ayer un discurso en Ennemain.

La candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, pronunciaba ayer un discurso en Ennemain. / ian lansgsdon / efe

El candidato socioliberal a la Presidencia de Francia, Emmanuel Macron, cerró ayer con tendencia ascendente la campaña frente a su rival, la ultraderechista Marine Le Pen, que parece haber entrado en una espiral negativa.

No sólo los sondeos parecen dar por segura la victoria del ex ministro de Economía, sobre todo tras el debate del miércoles, sino que, además, Macron ve cómo Le Pen no ha logrado capitalizar las dudas que generaba su programa.

El equipo de la aspirante del Frente Nacional se conforma con un 40% de votos

Los sondeos publicados ayer mostraron que el debate dio un duro golpe a la aspirante ultraderechista y consagró la ventaja amplia que desde la primera vuelta auguraban a Macron.

La diferencia de 24 puntos entre ambos aparece como un abismo que ha llegado, incluso, a agrietar la roca que parecía ser la extrema derecha francesa en torno a su campeona.

Primero fue su padre y mentor, Jean-Marie Le Pen, quien aseguró que la candidata no estuvo a la altura durante el cara a cara y poco después su sobrina Marion Maréchal-Le Pen afirmó que, tras el duelo televisado, "si obtiene un 40%" de los votos en la segunda vuelta "ya sería una victoria".

La aspirante de la extrema derecha ha visto cómo la buena estrella con la que afrontó la campaña se ha ido fundiendo.

Favorita para imponerse en la primera vuelta de abril desde inicios de año, sus intenciones de voto se fueron moderando a medida que se acercaba el sufragio y acabó segunda. Incluso un responsable de su partido confesaba a Le Monde que, si la campaña hubiera durado una semana más, habría sido superada por el conservador François Fillon, del que sólo le separaron medio millón de papeletas de 37 millones que votaron.

Algo similar le sucedió en la campaña para la segunda ronda, que comenzó dándose un baño de masas en una empresa en huelga en Amiens (norte) donde Macron era abucheado. Pero la ha terminado con la otra cara de la moneda, puesto que ayer fue ella quien escuchó los silbidos de un grupo de manifestantes tras visitar la catedral de Reims (este).

En dos semanas, la sonrisa de Le Pen por ver abucheado a su rival se tornó en el gesto grave con el que salió ayer del templo por una puerta trasera, en medio de insultos.

Los sondeos indican que Le Pen no ha sabido atraer a su candidatura a los electores de los aspirantes eliminados en el primer turno. Ni sus guiños al electorado de Fillon, a quien llegó a plagiar partes completas de un discurso, ni los lanzados al del izquierdista Jean-Luc Mélenchon parecen haber surtido efecto. Las encuestas le dejan por debajo del 40% de los votos, tras agregar a sus 7,5 millones de sufragios el 23% de los 7 millones de personas que apoyaron al conservador y el 14% de los otros tantos que lo hicieron por Mélenchon.

Todo lo contrario que su oponente, que se dio un baño de masas en Rodez y Toulouse (sur) y que aguarda tranquilo que los augurios de los sondeos cristalicen mañana.

Su victoria parece segura, pese a que el llamado Frente Republicano, el que apela a votar contra la extrema derecha sea quien sea el rival, no ha gozado del mismo vigor del que tuvo en 2002, cuando Jean-Marie Le Pen se midió al conservador Jacques Chirac.

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