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Londres sacará "de inmediato" de Afganistán al príncipe Enrique

  • Los medios británicos lo sabían desde diciembre pero habían guardado el secreto · La revelación de la noticia en una página web de EEUU obliga al Ministerio de Defensa a retirarle por motivos de seguridad

La ansiada misión duró apenas diez semanas. Veinticuatro horas después de que se difundiera la noticia de la misión secreta del príncipe Enrique en Afganistán, el nieto de la reina Isabel II fue llamado a regresar a casa. La jefatura del Ejército decidió que su permanencia en la provincia de Helmand, en el sur del país, era demasiado peligrosa.

El jefe del Ejército británico, general Richard Darnatt, y otros mandos militares consideran que la difusión a nivel mundial de la noticia "podía tener un impacto en la seguridad de los desplegados", además de "riesgos para él como soldado", indicó el Ministerio de Defensa.

Enrique ha actuado en Afganistán como Controlador de Ataque Conjunto, más conocido como JTAC, labor que consiste en llevar a cabo una vigilancia aérea detallada detrás de las líneas de los talibanes e, incluso, ordenar ataques aéreos contra posiciones enemigas.

Enrique, que tiene el apodo de imán de las balas, podría ser el objetivo de los terroristas. Para el príncipe, que tiene alma de guerrero, ésta es la segunda gran desilusión después de que también se frustrara su misión en Iraq el año pasado.

Los periodistas británicos sabían desde diciembre que el príncipe de 23 años se encontraba en el frente en Afganistán combatiendo a los talibanes. Sin embargo, sorprendentemente, hasta los diarios amarillistas británicos mantuvieron el silencio en esta ocasión.

Según escribió el diario The Sun, los que aguaron la misión fueron los medios extranjeros, que "arruinaron" la intervención a Enrique. La noticia fue filtrada por Drudge Report, una página web estadounidense de tendencia conservadora que se hizo famosa por haber aireado el affaire de Bill Clinton y Monica Lewinsky. Por eso, al Ministerio de Defensa en Londres no le quedó ayer otra opción que confirmar la información.

Enrique era consciente del riesgo. "Todo aquel que apoye a los terroristas intentará eliminarme", reconoció. Sin embargo, contó con entusiasmo lo "contento" que había estado de poder combatir con "los muchachos" en el frente. Conocido por su afición a las fiestas, el príncipe había confesado que estaba contento de poder vivir lejos de los paparazzi. "Estoy aquí fuera, no me ducho hace cuatro semanas, no lavo mi ropa hace una semana y de todas formas me parece normal. Creo que aquí soy lo más normal que seré nunca", afirmó. Esta "normalidad" iba a durar originalmente entre tres y cuatro meses.

Que los miembros de la Casa Real participen en misiones de este tipo no es inusual. El príncipe Andrés, el hermano del príncipe heredero Carlos, combatió en la guerra de Las Malvinas. El príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, en la Segunda Guerra Mundial.

Harry encontró el gusto por el combate a la tierna edad de ocho años en Alemania. En 1993 visitó en ese entonces con su madre, la princesa Diana, el cuartel británico en Bergen-Hohne, Alemania. En ese momento surgió una famosa foto en la que la cabeza pelirroja de Harry asoma traviesamente de un carro de combate. El jueves se vio a Enrique detrás de una ametralladora en una escena de supuesto combate contra los talibanes. Dijo que esperaba que su madre, fallecida, esté orgullosa de él. "Me miraría y se reiría de las estupideces que hice", afirmó.

Desde el primer ministro Gordon Brown hasta la jefatura del Ejército, todos elogiaron la misión del príncipe. Se habla de "Enrique, el héroe", de su coraje y valentía. Los comentaristas calificaron su compromiso de "un impulso para la moral" de las tropas en Afganistán, un país más peligroso cada día que pasa.

Al fin y al cabo, Gran Bretaña se encuentra desde 2001 en Afganistán en una ardua lucha contra los talibanes. Casi 90 soldados han muerto allí. Y desde hace meses los británicos presionan por una mayor participación de otros países en el sur del país.

Los escépticos analizan críticamente el papel de los medios. El diputado independiente y vehemente opositor a la guerra George Galloway dijo que los medios británicos, especialmente la estatal BBC, se estaban dejando manejar para la guerra. "Yo pago por la BBC y no me parece bien que los medios británicos formen parte de los esfuerzos bélicos", opinó.

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