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Holanda busca explicaciones al ataque frustrado a la familia real

  • Los muertos se elevan a siete y la reina Beatriz reaparecerá el lunes en otro acto

El estupor de toda una nación lo resumió una mujer de Apeldoorn en cuatro palabras: "Increíble, muda, sinsentido, impotente". Han sido escritas a mano en un cartel junto al monumento De Naald, contra el que el agresor que quería atacar a la familia real se estampó con su coche.

Apenas se puede encontrar otra cosa que simbolice mejor la tragedia lo ocurrido el jueves, en el Día de la Reina, una de las grandes fiestas nacionales de Holanda, que el obelisco dañado, instalado en 1901 en honor de la reina Guillermina y como símbolo de la alianza entre el pueblo y la dinastía de los Orange.

Pero precisamente eso es, al parecer, lo que llevó a Karsten T., de 38 años y desempleado, a actuar de forma delirante el jueves. "En Apeldoorn se ha roto una ilusión nacional. La ilusión de la inmunidad de los Orange en el Día de la Reina", lamentaba ayer el diario De Volkskrant.

Un hombre murió ayer a causa de las heridas del atropello, con lo que ya son siete los fallecidos a consecuencia del ataque contra la familia real, entre los que se incluye el conductor del vehículo.

Sin embargo, la reina Beatriz quiere que las cosas sigan como hasta ahora y ayer explicó que ella y su familia desean continuar con su tradición de apariciones públicas: será el próximo lunes, Día de la Conmemoración Nacional en Holanda.

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