El ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, afirmó ayer que se van a seguir cerrando mezquitas y centros de rezo musulmán, como ya se ha hecho con una veintena, donde se profieren discursos radicales. Cazenuve apunto además que sus imanes serán expulsados del país si son extranjeros.

"No hay lugar en Francia para los que provocan al odio", subrayó Cazeneuve tras presidir un encuentro con los responsables del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) en el marco de la lucha contra el yihadismo tras los últimos atentados en Francia.

El ministro recordó que ya había decidido el cierre de una veintena de mezquitas o centros de rezo y anunció que habrá más clausuras. Cazeneuve señaló que "se han dictado 80 órdenes de expulsión contra imanes extranjeros por sus discursos radicales, que hay varias decenas de expedientes que se están examinando y continuaremos con esta política".

Más allá de la dimensión punitiva, el ministro también anticipó que en octubre debería estar listo el nuevo marco institucional con el que se quiere dotar el culto musulmán. Cazeneuve explicó que este proceso pasa por la creación de una fundación para financiar centros de culto que, en la actualidad, reciben fondos de países extranjeros "como Arabia Saudí, a los que se reprocha introducir una concepción religiosa oscurantista alejada de las prácticas francesas".

Esa fundación servirá para conseguir dinero para formación, tesis y becas de los religiosos que quieran realizar estudios universitarios complementarios.

Otro aspecto importante del dispositivo que prepara el Gobierno es la formación de los imanes y de los capellanes de las cárceles, para lo que el CFCM creó un "consejo teológico". El objetivo, según el titular de Interior, es "tener teólogos de alto nivel que, a partir de una referencia precisa, formen a los imanes franceses para que enseñen un islam compatible con los valores de la República".