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Dinamarca hereda una UE en crisis

  • El pequeño país nórdico asume el timón europeo consciente de las dificultades pero avalado por la experiencia de su clase política · Copenhague promete redoblar esfuerzos para hallar soluciones

Dinamarca asumió ayer el timón de la Unión Europea (UE) en uno de los momentos más delicados en la historia del bloque, en medio de una crisis de deuda soberana cuyas heridas siguen sin cerrarse totalmente, a pesar del nuevo pacto fiscal del eje París-Berlín, presentado como la fórmula casi mágica que acabará con los problemas.

Ésta será la séptima vez que el pequeño país nórdico, conocido internacionalmente por el símbolo de su sirenita, los ladrillos de construcción infantil Lego o su alto nivel en diseño y arquitectura, toma las riendas de Europa desde que se sumó a la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, en plena crisis del petróleo.

No obstante, el semestre de presidencia europea de Copenhague estará lejos de los paisajes idílicos daneses. Los problemas de la Eurozona, a pesar de cuatro cumbres europeas y de un ambicioso pacto fiscal a 26 socios (sin Londres) para endurecer las reglas presupuestarias, se parecen a ese juego de construcción infantil nacido en 1934: muchas piezas multicolores y multiformes pendientes de encajar.

Dinamarca es consciente de que asume la presidencia rotatoria de la UE en la etapa más difícil de sus últimos 60 años de historia, desde el Tratado de Roma (1957) y por ello promete redoblar esfuerzos.

"Queremos tender puentes sobre las aguas turbulentas", comentó el ministro danés de Exteriores, Nicolai Wammen, en la presentación de los objetivos de la presidencia de su país. La referencia al tema musical del grupo de los 70 Simon y Garfunkel no es mera casualidad: Europa necesita en estos momentos regresar a la calma que aportaban las notas de esa popular canción.

Uno de los principales objetivos de Copenhague será, precisamente, trabajar intensamente para cerrar todos los detalles del nuevo Tratado Intergubernamental en el cual está recogido, entre otros elementos, la "regla de oro" de la austeridad que promueven Berlín y París: un déficit estructural inferior al 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB): un principio que estará contemplado en las diferentes constituciones nacionales y será irrenunciable.

La UE, dirigida en buena medida por el tándem Merkozy, el neologismo que representa la amalgama política entre la canciller germana, Angela Merkel, y el presidente galo, Nicolas Sarkozy, intenta evitar repeticiones de la crisis helena, que se saldó con el rescate de tres socios -Grecia, Irlanda y Portugal- por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"El próximo año, la crisis de la deuda y la grave situación económica continuará planteando desafíos enormes para Europa. La crisis afectará seriamente nuestra agenda", comentó Wammen.

Copenhague trabajará sobre cuatro objetivos principales: una Europa responsable, dinámica, verde y segura, comentó el ministro en referencia clara a la vocación ecologista de su país, que tiene en Bruselas a su mejor ejemplo en la persona de la comisaria de Acción Climática de la Unión Europea, la danesa Conie Hedegaard.

"Puedo asegurar que el nuevo Gobierno danés asumirá el desafío con el mismo compromiso fuerte. La cooperación estrecha con todos los estados miembros es necesaria para afrontar los desafíos comunes. Sólo con la estrecha cooperación podremos promover la prosperidad en Europa y sortear las dificultades en los países individuales", subrayó Wammen.

En el mejor de los casos, el país podría lograr que lo que empezó mal, como el cuento del patito feo del danés Hans Christian Andersen (1805-1875), acabe con un final feliz, o al menos que la crisis de la deuda soberana se mitigue.

En todo caso, los buenos propósitos daneses en tiempos de tempestad parece que están fuertemente avalados por el prestigio de su clase política.

"Dinamarca tiene una excelente reputación por su cuerpo de funcionarios talentosos y experimentados y un récord europeo impresionante, basado en sus anteriores presidencias", asegura la publicación especializada European Voice uno de los referentes informativos para temas de la Unión Europea en Bruselas.

El semanario recuerda que en 2002 el entonces primer ministro danés y actual secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, logró destrabar un acuerdo histórico que permitió la mayor ampliación del bloque (en 2004), a diez países, la mayor parte del ex bloque comunista de Europa.

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