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Detroit, declarada en "emergencia financiera" por su abultada deuda

  • La ciudad será probablemente intervenida por su delicada situación, que no permite garantizar el mantenimiento futuro de los servicios públicos básicos o el pago de pensiones de sus trabajadores.

El gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder, declaró a Detroit en "emergencia financiera", por lo que probablemente será intervenida y gestionada por un equipo externo para reconducir su abultada deuda. Snyder explicó en una declaración televisiva que una vez revisados los informes externos sobre la situación de la capital del sector del motor estadounidense "existe una emergencia financiera en la ciudad de Detroit" y "no es difícil justificarla".

Detroit, que ha pasado por crisis industriales, escándalos de corrupción y una despoblación récord de más del 60% desde los años 1950, tiene que hacer frente a más de 14.000 millones de dólares de deuda a largo plazo y un déficit acumulado de 327 millones. Para Snyder, "se ha llegado a esta situación por la despoblación dramática desde los 50: la ciudad tenía entonces 1,8 millones de personas y hoy 700.000 habitantes, y el Gobierno no se ha ajustado de acuerdo con ello".

Ahora, la alcaldía de Detroit tiene diez días para recurrir la orden de intervención externa, que intenta poner las arcas en orden y con toda seguridad impondrá despidos de funcionarios y recortes para equilibrar los gastos. El alcalde David Bing, demócrata y ex estrella de la NBA, ha asegurado que cooperará con el equipo designado para reflotar la economía de la ciudad, aunque se esperan tensiones con el mandato del gobernador Snyder, republicano.

Detroit llegó a ser la cuarta capital más grande de Estados Unidos y un prospero núcleo urbano donde ahora quedan como testigos edificios abandonados, como la estación de tren y hoteles de lujo, vacíos desde su época dorada. Detroit es un ejemplo de la progresiva decadencia de la industria manufacturera estadounidense, a lo que se sumó la gestión deficiente de su presupuesto y los servicios públicos de sus alcaldes desde los años 90 del siglo pasado. La ciudad será probablemente la única gran capital estadounidense en ser intervenida por su delicada situación financiera, que no permite garantizar el mantenimiento futuro de los servicios públicos básicos o el pago de pensiones de sus trabajadores.

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