La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, y el Partido Liberal (FDP) ven en los resultados de los comicios regionales de Hesse un buen punto de partida para reanudar su viejo matrimonio político en las generales de septiembre y acabar con la actual alianza de la Gran Coalición.

"Los resultados de Hesse suponen un buen punto de partida" para llevar a escala nacional una coalición que ya existe en los estados federados más grandes de este país, dijo ayer Merkel en su primer balance postelectoral.

Para Merkel el mensaje principal de Hesse, sin embargo, es que la implantación de un quinto partido a escala federal como lo es La Izquierda no necesariamente desbarata la aritmética electoral e impide las viejas coaliciones, como se ha venido temiendo.

La Izquierda, surgida de la disidencia socialdemócrata y de los post-comunistas de la extinta República Democrática Alemana, no sólo ha sido el partido que más daño ha hecho en los últimos tres años al SPD sino indirectamente a las otras tres formaciones que hasta ahora acostumbraban a repartirse solas el pastel parlamentario del país.

Las problemáticas relaciones con ese partido fueron también el desencadenante de estas elecciones anticipadas, donde hace un año CDU y SPD cerraron los comicios con un empate técnico.

A raíz de aquellos resultados, la candidata socialdemócrata, Andreas Ypsilanti, optó por buscar una coalición con verdes y La Izquierda, rompiendo así su promesa de no negociar con esa nueva formación.

"En las elecciones del domingo el SPD ha encajado las consecuencias de haber roto su palabra", resumió ayer escuetamente Merkel.

En las elecciones de este domingo la CDU acabó imponiéndose con un 37,2%, una victoria sin embargo agridulce, pues apenas supuso un ascenso de tres décimas frente a los comicios de 2007.

Los vencedores morales de esta cita fueron los liberales del FDP, que consiguieron casi duplicar su apoyo, al lograr el 16,2% y los verdes, que obtuvieron 13,7%.

Según los analistas, el fuerte ascenso del FDP se debió en buena parte a que muchos electores que normalmente hubieran votado a la CDU están descontentos con la labor de Roland Koch y optaron por esta alternativa.

La Izquierda, por su parte, logró acceder por segunda vez al parlamento regional, al obtener un 5,4%.

El SPD, que acudió a esta corta carrera electoral con un candidato hasta ahora apenas conocido, cedió nada menos que 13 puntos y obtuvo el peor resultado en Hesse desde la II Guerra Mundial.

La ex guerrilla izquierdista se encaminaba a convertirse en la primera fuerza en el Congreso de El Salvador, mientras la derecha, que en las elecciones del domingo le arrebató la alcaldía de San Salvador, lideraba el recuento en las municipales.

El izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), principal fuerza opositora, encabezaba el escrutinio para el Congreso con casi el 50% de los votos, tras ser escrutados dos tercios de las actas de votación, dijo el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Según algunas proyecciones, el FMLN obtendría en el nuevo Congreso unicameral 37 diputados de los 84 escaños, cinco más que ahora, mientras que el derechista Arena perdería un diputado, para situarse en 33.

Los partidos minoritarios conseguirían los otros 14 escaños, cuatro menos que en la legislatura anterior, según cálculos preliminares.

En las municipales, pese a haber conquistado una treintena más de alcaldías, el FMLN sufrió un fuerte revés en la capital, donde se proclamó vencedor el candidato de la derecha, Norman Quijano, poniendo fin a doce años de gestión de la ex guerrilla.

Pese a este revés, el FMLN cree que su victoria en los comicios legislativos afianza sus posibilidades de ganar la elección presidencial en marzo.

"La elección presidencial la vamos a ganar nosotros", aseguró el candidato del FMLN al cargo, Mauricio Funes, tras "felicitar" al pueblo salvadoreño "porque ha abierto el camino que nos llevará a la victoria definitiva este 15 de marzo" en las elecciones presidenciales.