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La Conferencia de Amigos de Siria pide más presión al Consejo de Seguridad

  • Rusia y China se ausentan de la reunión en París · Los participantes exigen que no queden impunes los responsables de la represión y que se apliquen de manera efectiva las sanciones al régimen

Los 107 representantes de la comunidad internacional reunidos ayer en París en la III Conferencia de los Amigos de Siria expresaron su voluntad de que de que el Consejo de Seguridad de la ONU aumente la presión sobre el régimen de Damasco y de que no queden impunes los responsables de las masacres.

El encuentro prosigue los trabajos de los celebrados en Túnez y Estambul y destacó por la amplia representación de la oposición siria y la ausencia de Rusia y China, dos países que han mantenido inalterado su apoyo al presidente sirio, Bashar al Asad, desde que comenzaron las revueltas contra su régimen, en marzo de 2011.

Los participantes se comprometieron a que el Consejo de Seguridad emprenda una acción más fuerte para que "asuma su papel" e incremente el apoyo al enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, para adoptar "con urgencia" su plan para salir de la crisis siria.

En las conclusiones de la reunión se indicó igualmente que no queden impunes los responsables de la represión contra la población, que según la oposición ha causado más de 16.000 muertos (11.000, según la ONU), y respondan por las "violaciones susceptibles de ser consideradas como crímenes contra la humanidad".

Entre los seis puntos que integraron el acuerdo se incluyó la voluntad de aplicar de manera efectiva las sanciones ya decididas contra los integrantes del régimen sirio y quienes les apoyan, como de ampliar la dimensión de las mismas, pese a que no se entró en detalles sobre su desarrollo.

Fue una declaración que no se marcó plazos de actuación y descartó la acción armada, pero que dejó constancia de la necesidad de ofrecer más apoyo a la oposición democrática y las redes de solidaridad locales, que ayer mostraron su decepción ante la falta de cambios sobre el terreno.

El texto apostó por reforzar la ayuda a la población ante la alarma mostrada por "la degradación diaria de la situación" y dejó constancia de su intención de apoyar el proceso de transición política y económica llegado el momento.

"Ésta es una buena mañana para el pueblo sirio y mala para el régimen de Al Asad", dijo en la presentación de las conclusiones el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, para quien "es indispensable que la resistencia siga sobre el terreno" al tiempo que aumenta la presión internacional.

En las breves intervenciones de los participantes se insistió en que ayudar al pueblo sirio "es un deber moral y legal", y se hizo hincapié en que la dificultad de esa tarea no puede servir de excusa para la inacción.

"Lo que mantiene a flote al régimen (sirio) es el dinero de Irán, el apoyo de Rusia y el fracaso del resto de países a la hora de aplicar las sanciones", subrayó la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, que exigió dejar claro a los países que respaldan a Al Asad que "pagarán un precio" por ese apoyo.

Los participantes mostraron igualmente su unión a la hora de considerar que Al Asad debe abandonar el poder e, insistió Fabius, "cuanto antes mejor".

El próximo encuentro se celebrará en Marruecos y, pese a las quejas de la oposición, los presentes consideraron que sí está habiendo avances concretos. Entre esos avances se mencionó la reciente deserción del general Munaf Tlass, uno de los comandantes de la Guardia Republicana, la unidad de élite del Ejército sirio e hijo de un amigo personal de Al Asad.

"No queremos más declaraciones. Las declaraciones no pararán la masacre. Queremos un plan de trabajo con un calendario preciso, una zona de exclusión aérea. El pueblo sirio no olvidará nunca quién le ha apoyado y quién no, está en cuestión la dignidad del ser humano", indicó Jaled Abu Salah, representante de la juventud siria.

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