El resultado de los comicios presidenciales del domingo en Colombia, que trasladó a una segunda vuelta electoral el enfrentamiento entre el derechista Iván Duque y el izquierdista Gustavo Petro, puede ser entendido como la continuación de la polarización que ha caracterizado al país en los últimos años.

Duque pertenece al partido de derecha radical Centro Democrático, que bajo la batuta del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010) ha liderado el rechazo al proceso de paz con la ex guerrilla de las FARC, mientras que Petro, que fue miembro del otrora grupo guerrillero M-19, es un defensor de la solución pacífica del conflicto armado.

El izquierdista Petro necesitará alianzas para vencer a Duque el próximo 17 de junio

Esa polarización empezó a percibirse desde que el presidente, Juan Manuel Santos, cuyo mandato finalizará en agosto, entabló las negociaciones de paz en 2012 con la fuerte oposición de un importante segmento político y social encabezado por Uribe.

Firmada la paz en 2016, la polarización se reflejó en el plebiscito convocado por Santos para refrendar o rechazar el acuerdo. El no se impuso sobre el sí con un 50,21% de los votos frente a un 49,78%, lo que obligó a la reapertura de la negociación y a la firma de un segundo acuerdo, ratificado por el Congreso.

Ahora el escenario no es muy diferente: Duque ha prometido que introducirá modificaciones al acuerdo de paz, aunque se distancia de algunos de sus copartidarios que piden hacerlo "trizas" o desconocerlo de plano. Aunque Duque obtuvo una alta votación, con más de 7,5 millones de votos (39,14%), no logró la mitad más uno de los sufragios, lo que le hubiera asegurado la Presidencia en la primera vuelta.

Petro, del movimiento Colombia Humana, obtuvo 4,8 millones de votos (25,09%) y sabe que necesita alianzas para derrotar a Duque en la segunda vuelta el próximo 17 de junio.