los incidentes se multiplican Los conflictos amenazan la estabilidad del país

En China también se indignan

  • Crecen los incidentes sociales en la segunda economía mundial mientras las autoridades comunistas intentan poner en marcha medidas que frenen el descontento

Las recientes revueltas de inmigrantes en Cantón, las luchas entre mineros chinos y pastores mongoles en el norte o la mediática historia de un hombre que colocó bombas en edificios públicos tras perder su hogar han desvelado los fuertes problemas sociales que afronta la segunda economía mundial.

El más reciente de estos casos, ocurrido en la ciudad de Xintang (provincia sureña de Cantón), se remonta a hace varios años, pero saltó al actualidad el pasado fin de semana a raíz de que un grupo de inmigrantes de Sichuan, una región pobre en el norte de China, organizara una protesta por la detención de una vendedora ambulante. Entre el viernes y el domingo pasados, 25 manifestantes fueron detenidos tras quemar y volcar vehículos policiales e incendiar edificios en "defensa" de la vendedora, procedente de la misma provincia que ellos.

Las manifestaciones en Xintang, denominada capital mundial de los vaqueros por la cantidad de fábricas dedicadas a la exportación de este producto, son atribuidas principalmente a los problemas de adaptación que afrontan los recién llegados del campo. Allí se producen anualmente 250 millones de pantalones para 60 marcas.

Esta maquinaria industrial está sostenida por miles de trabajadores inmigrantes, la mayoría de ellos procedentes de la provincia de Sichuan, que se desplazan a Cantón, la fábrica del mundo, en busca de mejores oportunidades de trabajo.

Sin embargo, según residentes de Xintang citados por el diario independiente South China Morning Post, los nuevos vecinos "ignoran las reglas y regulaciones urbanas", aunque reconocen que "no son ladrones ni asesinos que merezcan las paliza que reciben".

En varias ocasiones han denunciado abusos de las fuerzas de seguridad contra obreros inmigrantes del propio país, donde ya ha saltado la alarma sobre la posibilidad de que las protestas en Cantón puedan extenderse.

Los millones de obreros procedentes de zonas rurales en China "se convertirán en una verdadera amenaza a la estabilidad a menos que mejore el trato hacia ellos en su nuevo entorno urbano", advirtió un informe estatal publicado tras las revueltas en Cantón.

El texto, elaborado por el Centro de Investigación sobre el Desarrollo, vaticina que los movimientos de trabajadores del campo a la ciudad continuarán por décadas, por lo que resulta prioritario mejorar sus condiciones de vivienda y estatus legal.

Otro episodio que ha conmocionado recientemente a la sociedad china ha sido el de los fuertes enfrentamientos entre mineros y ganaderos locales en la región autónoma de Mongolia Interior (norte del país).

Allí se han vivido las protestas más multitudinarias en la región en décadas, desencadenadas por la muerte de un pastor mongol a manos de empleados de compañías mineras (dominadas por miembros de la etnia han, la mayoritaria en China) desplazados a la región para explotar sus ricos recursos naturales.

Días atrás, la Justicia china condenó a muerte al conductor del camión considerado culpable del asesinato, en un aparente gesto hacia los participantes en las protestas, aunque esto no ha eliminado las tensiones en la zona.

También para aplacar las iras, las autoridades chinas anunciaron que redoblarán los esfuerzos para elevar el nivel de vida en Mongolia Interior, preservar el medioambiente y mantener la estabilidad social mediante la promoción de la unidad nacional, con el fin de que no se extienda al lugar el enfrentamiento étnico que en otras zonas viven los chinos con tibetanos o uigures.

Un tercer suceso que ha sacudido a la opinión pública del país asiático en días recientes ha sido la historia de un hombre que a finales de mayo hizo estallar varios explosivos en un edificio oficial de Fuzhou (provincia oriental de Jiangxi) y causó su muerte y la de otras dos personas, tras meses de disputa por la expropiación de sus tierras.

El hombre aseguraba que la compensación que había recibido por esa requisa era insuficiente, y su caso tuvo un fuerte eco en las redes sociales chinas, donde hubo muchas opiniones de los internautas a favor del agresor.

El caso volvió a exponer el drama de las expropiaciones forzosas, y muchas veces violentas, que se viven en toda China.

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