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Tensión La competencia entre poderes militares no augura un próximo apaciguamiento

China alarma a Estados Unidos

  • El progreso militar del país oriental y las maniobras de apoyo norteamericano a Taiwán deterioran las relaciones bilaterales entre las dos potencias mundiales

El ascenso de China como potencia militar inquieta a Estados Unidos y una profunda desconfianza mutua deteriora cada vez más las relaciones bilaterales. Aunque los militares chinos vuelven a mostrarse dispuestos al diálogo antes de la visita del presidente Hu Jintao a Norteamérica, todo apunta a que la próxima disputa entre las dos grandes potencias mundiales está programada de antemano.

Ayer, China anunció que aumentará este año su presupuesto militar un 12,7%, hasta los 601.000 millones de yuanes (65.553 millones de euros, 91.473 millones de dólares), por encima de la subida del 7,5% del año pasado.

El presupuesto militar chino será así de 67.600 millones de yuanes mayor que el del 2010 (7.373 millones de euros, 10.288 millones de dólares) y supondrá un 6% del presupuesto total del gigante asiático.

La partida de Defensa también superará el crecimiento del producto interior bruto (PIB) del gigante asiático, al contrario que el año pasado.

China sigue con escepticismo el aumento de las actividades militares de Estados Unidos ante sus propias puertas en el Pacífico occidental. "Nunca permitiremos que nadie ronque en nuestra cama", citaron generales chinos un dicho que ya en su día le gustaba utilizar al líder revolucionario Mao Tsetung.

Una y otra vez se producen incidentes por vuelos de reconocimiento de aviones y barcos norteamericanos frente a las costas del Mar de la China Meridional. Y Pekín criticó duramente las recientes maniobras de Estados Unidos con Corea del Sur en el mar Amarillo. Lo que se concibió como respuesta a las provocaciones de Corea del Norte solo contribuyó a reforzar la desconfianza ya existente, mientras que Estados Unidos utiliza la crisis para ampliar su supremacía en el Pacífico Occidental y cercar a China.

Según puso de manifiesto el ministro chino de Defensa, Liang Guanglie, durante una visita de su homólogo Robert Gates a Pekín, el suministro de armas por parte de Estados Unidos a Taiwán continuará siendo objeto de controversia.

Durante un año el previsto suministro de armas volvió a enfriar las relaciones y la visita de Gates fue aplazada siete meses. Pero, ante el próximo viaje de Hu Jintao dentro de una semana a Washington, Gates volvió a ser recibido en Pekín, para suavizar tensiones.

La próxima disputa, sin embargo, está ya más que definida en vista de que Estados Unidos tiene intención de seguir adelante con apoyar a Taiwán en su defensa.

Se trata de un viejo ritual por el cual Pekín siempre congela los contactos militares como reacción. La comunicación entre las respectivas Fuerzas Armadas siempre resulta afectada por la evolución de las difíciles relaciones entre China y Estados Unidos. Por ello, Gates exigió en Pekín que el diálogo militar no esté expuesto a "los cambiantes vientos políticos".

El Ejército de Liberación Popular no podrá batir a largo plazo a las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, aunque cuenta cada vez más con capacidad para limitar el radio de acción o de interrumpir sensiblemente por ejemplo la defensa de Taiwán. Por ello, Estados Unidos sigue con preocupación el desarrollo de un misil chino que podría derribar sus portaviones en el Pacífico.

También en lo que respecta al desarrollo de sus cazabombarderos fantasma, casi indetectables por radares, China parece estar más avanzada de lo que creían hasta ahora los servicios secretos norteamericanos, según admitió Gates.

El nuevo potencial del Ejército chino ha llevado a Estados Unidos a conceder algunas inversiones de alta prioridad pese a los recortes masivos planeados en el Pentágono a fin de dar respuesta al creciente poder militar del régimen, sostuvo Gates.

Las Fuerzas Armadas de China tienen hoy día "el potencial evidente de poner en riesgo algunas de nuestras capacidades", dijo el secretario de Defensa norteamericano. Además, Estados Unidos está preocupado por la mezcla explosiva de la creciente autoconfianza alentada por el nacionalismo y los conflictos territoriales latentes.

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