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Cameron apela al "orgullo británico" para superar la grave crisis económica

  • El primer ministro clausura el congreso conservador con un discurso que desató poco entusiasmo · La petición directa a los ciudadanos a pagar sus deudas en el texto original provocó un cambio de última hora

El primer ministro británico, David Cameron, dijo ayer en Manchester (norte de Inglaterra) que, aunque la situación económica es grave, el Reino Unido puede "darle la vuelta" con esfuerzo y orgullo nacional.

El líder tory afirmó que con "las ideas, el enfoque y el liderazgo adecuado" es posible hacer frente a la crisis, en un discurso de clausura del Congreso del Partido Conservador que trató de contagiar optimismo pero apenas entusiasmó a los delegados.

"Soy consciente de lo duras que son las cosas y no subestimo ni por un minuto la preocupación de los ciudadanos, bien sea para llegar a fin de mes -señaló- o por el estado de la economía mundial, pero necesitamos reaccionar y no dejarnos paralizar por el miedo".

Su intervención llega en un momento de gran inquietud por los problemas de deuda que afectan a la zona euro y la ralentización económica del Reino Unido, cuyo Producto Interior Bruto (PIB) creció sólo una décima en el segundo trimestre, por debajo del 0,2% estimado inicialmente.

Sin abandonar el tono por lo general optimista de su intervención, que duró 50 minutos, Cameron consideró prioritario "gestionar las deudas" como primer paso para impulsar el crecimiento y la creación de empleo.

Dijo que la amenaza actual para la economía global y el Reino Unido "es tan grave hoy como lo era en 2008 cuando estalló la recesión mundial, con la zona euro en crisis, las economías de Francia y Alemania ralentizadas hasta un punto muerto e incluso con EEUU cuestionado por sus deudas".

Los reproches al anterior Gobierno laborista fueron una constante en el discurso de Cameron, quien cambió el texto original a última hora, aconsejado por sus asesores de prensa, temerosos de que el primer borrador -con peticiones más directas a los ciudadanos a que pagasen sus deudas-, hiriera sensibilidades.

A diferencia del partido de Ed Miliband, que aboga por rebajas impositivas temporales para reavivar el crecimiento, David Cameron insistió ayer en la necesidad de proseguir por la línea fiscal adoptada, un duro paquete de medidas de austeridad para atajar el déficit y fuertes recortes en el gasto público. En esta "época de nerviosismo en la que los precios y las facturas suben, hay pérdida de empleo, recortes y cierres", el Ejecutivo británico tiene un plan efectivo y adecuado ante una "crisis de deuda ocasionada por un excesivo endeudamiento de individuos, negocios, bancos y, sobre todo, gobiernos", dijo.

Cameron manifestó que, para "desatascar" el crecimiento y reequilibrar la economía británica, se requiere "un cambio en Bruselas" y opinó que la UE "no funciona de la forma adecuada".

En su opinión, es ventajoso que el Reino Unido no forme parte del euro puesto que así su Gobierno podrá establecer sus propias medidas para reactivar la economía.

"Déjenme decir esto: mientras yo sea primer ministro nunca nos uniremos al euro. Y tampoco dejaré que se nos absorba en los interminables rescates de países que están en el euro", manifestó entre una de las ovaciones más sonoras de los congregados.

En un repaso a otros temas de interés nacional, el jefe del Gobierno británico remarcó la importancia del control de la inmigración "limitando el número de inmigrantes no europeos" y se mostró a favor de la legalización del matrimonio gay. "A todos los que tengan reservas, les digo: Sí, se trata de igualdad y también de compromiso. No es que apoye el matrimonio homosexual pese a ser conservador. Apoyo el matrimonio gay porque soy conservador", afirmó.

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