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Cameron se encamina a Downing Street

  • El candidato conservador se impone en el tercer y último debate televisado, que deja aún más noqueado al primer ministro Gordon Brown.

Parecía estar reconociendo su propia derrota. El primer ministro Gordon Brown se enfrentó a las cámaras con ojos empequeñecidos y rostro pálido: "Si la situación continúa como ahora puede que dentro de ocho días esté al frente del poder David Cameron", dijo en el tercer y último debate televisado antes de los comicios.

Ha perdido su oportunidad. Al igual que en otros debates el líder del partido laborista aterrizó en el último puesto. Y eso, a pesar de que todo giraba en torno a su tema favorito: la economía. Su rival conservador de los tories, David Cameron, logró en cambio situarse en el primer escalón. Pocos días antes de las elecciones del próximo jueves todo parece apuntar cada vez más a una victoria de los tories. "David Cameron está de camino a Downing Street", escribió incluso el diario de inclinación más bien laborista The Guardian.

La metedura de pata de Brown al quejarse de una votante y ser descubierto ha acercado a los laboristas un poco más al abismo. Ni siquiera la aparición de del ex premier Tony Blair en el marco de la campaña electoral ayudó. El varapalo a Brown fue enorme. Una campaña electoral no está hecha para alguien a quien no le gusta estar a la luz de los focos. Ni el mejor asesoramiento y entrenamiento mediático puede remediarlo. "Fue demasiado negativo", admitió un miembro del Partido Laborista.

La carrera de tres caballos entre Cameron, Brown y el líder de los liberales-demócratas, Nick Clegg, parece haberse convertido en una de dos caballos. Presumiblemente, Cameron necesitará el apoyo de los Lib Dems (liberales-demócratas) para llegar al gobierno. La formación de Clegg aspira a que se acuerde una coalición.

La publicidad que reciben los perdedores o ganadores de los debates televisados, que tuvieron lugar por primera vez en la historia británica, engaña sin embargo en lo relativo a los problemas reales del país. El Reino Unido tiene una deuda pública descomunal de 163.000 millones de libras esterlinas (187.000 millones de euros), que es casi igual de elevada que la de Grecia. Los economistas ya están advirtiendo de una posible rebaja del rating crediticio en el Reino Unido.

Sin embargo, de cara a las elecciones ningún partido está abogando por planes de austeridad concretos. "Los tres partidos se escabullen a la hora de especificar qué alcance tendrán los recortes en el futuro", dijo Howard Archer, del instituto de estudios económicos Global Insight. Aunque Brown se presenta a sí mismo como experto en temas económicos, durante el debate recurrió a los números, lo que le distanció del público general.

Durante sus diez años al frente del Ministerio de Hacienda generó la situación en la que se encuentran ahora los británicos. El sector público está muy inflado y devora demasiado dinero, criticó la revista financiera The Economist. "Es una batalla a contrarreloj para la que Brown está poco equipado". Y con la crisis en Grecia el tema de la recesión, de la que el Reino Unido, a la cola de los grandes países industrializados europeos, ha logrado salir recientemente con gran esfuerzo, se ha reavivado.

Si Cameron se traslada a Downing Street, le esperan tiempos desagradables. Los británicos se enfrentan a "años de privaciones", pronosticaron los expertos. El Banco de Inglaterra llegó a vaticinar que el próximo gobierno se verá en una tesitura tan incómoda que podría provocar que ciudadanos exaltados se pasen al bando de la oposición.

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