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La CIA destruyó 92 vídeos de interrogatorios a presuntos terroristas

  • El secretario de Justicia de EEUU descarta el uso de la técnica del 'submarino'

La CIA admitió ayer que destruyó 92 vídeos con grabaciones de interrogatorios a presuntos terroristas, según documentos judiciales registrados en la Corte del Distrito Sur de Nueva York por el fiscal Lev Dassin.

En un documento de dos páginas, publicada por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que exigió en 2007 por vía judicial que la CIA publicara esa información, Dassin informó al juez federal Alvin Hellerstein que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) destruyó 92 cintas, cantidad muy superior a la admitida con anterioridad. "La CIA puede ahora identificar el número de cintas de vídeo que fueron destruidas: 92", indicó Dassin en su carta con fecha de ayer.

El fiscal para el Distrito Este de Virginia, John Durham, está investigando la destrucción de las cintas y, en un principio, requirió que no se hiciera pública esa información hasta el 28 de febrero, momento en el cual esperaba poder haber completado su trabajo. No ha pedido al juez una ampliación de ese plazo.

En un comunicado, la ACLU señaló que esto "confirma que la Agencia trató sistemáticamente de ocultar pruebas de sus interrogatorios ilegales".

El fiscal prevé que el tribunal pida a la CIA que entregue listados en el que identifique y describa cada una de las cintas destruidas, incluya resúmenes, transcripciones, memorandos de las grabaciones y reconstrucciones de los contenidos, y revele la identidad de cualquier testigo que pudiera haber visto o guardado los vídeos antes de su destrucción. No obstante, Dassin advirtió a la Corte que "cierta información" podría ser clasificada o protegida por estatutos, como los nombres de los empleados que revisaron las cintas.

Por otro lado, el secretario de Justicia de EEUU, Eric Holder, descartó ayer la práctica del submarino, usada como herramienta de interrogatorio para los sospechosos de la "guerra contra el terrorismo", señalando que era propia de la tortura. "La práctica del submarino (o simulación de ahogamiento) es tortura. Mi departamento no la va a justificar, no la va a racionalizar y no la va a condonar", dijo Holder ante el Consejo Judío de Asuntos Públicos.

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