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Brown renunciará como líder laborista para facilitar un pacto con los liberales

  • El primer ministro británico continuará en el cargo hasta septiembre · Los liberal-demócratas exigen a los 'tories' que detallen varios puntos claves antes de acordar la formación del nuevo Gobierno

El primer ministro británico, Gordon Brown, se eliminó ayer como obstáculo para un posible pacto de los laboristas con los liberaldemócratas al anunciar la apertura de negociaciones con ese partido y, a la vez, su retirada como líder en el congreso que celebrará su formación en septiembre.

Su declaración a las puertas del número 10 de Downing Street se produjo poco después de que los liberales exigieran a los tories que aclararan varios puntos antes de dar el visto bueno a un eventual acuerdo para la formación del nuevo Gobierno.

Pese a ser el tercer partido en número de votos, a gran distancia de los otros dos, el hecho de que los conservadores (el grupo más votado) no lograsen la mayoría absoluta de los escaños en las elecciones del pasado jueves, da a los liberaldemócratas la llave para la formación del próximo Ejecutivo.

En ese contexto y frente a quienes le acusan de seguir como primer ministro haber perdido en las urnas, Brown recordó a los tories que éste es "un sistema parlamentario y no presidencial" y que su deber constitucional es el de "continuar al frente del Gobierno mientras los partidos exploran las opciones para formar un gobierno que pueda gozar de apoyo mayoritario".

Mientras los equipos negociadores de conservadores y liberales seguían buscando áreas de coincidencia entre dos partidos ideológicamente distantes, Brown telefoneaba al líder del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, y se entrevistaba con él en privado para sondear sus intenciones.

Clegg es consciente del poder que tiene en este momento y pretende jugar a fondo todas sus bazas para conseguir la oferta que más puede favorecer sus aspiraciones, que incluyen una reforma del actual sistema electoral hasta la total democratización de la Cámara de los Lores con la abolición de sus miembros hereditarios.

Pero una de las condiciones que había puesto al parecer también Clegg para una eventual alianza con los laboristas era la sustitución de Brown por otro dirigente de ese partido menos identificado con los trece años de gobierno laborista y con decisiones tan polémicas como la guerra de Iraq.

Brown defendió ayer un posible pacto al afirmar que "hay una mayoría progresista en Gran Bretaña" y que "la formación de un gobierno de coalición progresista podría ser algo en interés de todo el país".

El líder laborista dejó clara su intención de "no seguir en el cargo más de lo necesario para asegurarme de que el camino al crecimiento económico está asegurado y el proceso de reforma política avanza con rapidez".

Con más puntos de coincidencia con los liberaldemócratas -en temas como la economía, la fiscalidad o la justicia social- que con los tories, el problema de una alianza como la sugerida ayer por Brown es que no suma la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. Por tanto, les exigiría pactar con otros partidos, entre ellos los nacionalistas, que tendrían sus propias demandas y complicarían aún más la gobernabilidad en un país de tradicional duopolio.

A todo ello se suma el efecto negativo de aliarse con un partido que perdió claramente las elecciones (perdió 91 escaños) para una legislatura que exigirá imponer dolorosos sacrificios a los ciudadanos a fin de reducir un déficit que, en términos porcentuales, es superior al griego.

Está por ver por cuál de los dos pretendientes se decidirán finalmente los liberaldemócratas, que, a través del parlamentario David Laws, uno de los miembros de su equipo negociador, manifestó que los puntos claves sobre los que pedían aclaraciones a los tories son la financiación de la educación, la mejora del sistema fiscal y la reforma electoral.

"Lo primero que tenemos que hacer es asegurarnos de que tenemos un Gobierno que no sólo tiene que ser estable por una cuestión de interés nacional, sino que puede hacer frente a desafíos muy difíciles como la reforma política y la situación económica", dijo Laws.

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