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Un siglo rescatado del polvo

  • Con el volumen 3, la 'Historia de la música en España e Hispanoamérica' que publica la editorial Fondo de Cultura Económica se acerca al tanto tiempo oscuro y olvidado siglo XVII.

'Los tres músicos' de Velázquez (c.1617-18), lienzo perteneciente a la Gemäldegalerie de Berlín.

'Los tres músicos' de Velázquez (c.1617-18), lienzo perteneciente a la Gemäldegalerie de Berlín.

Hasta hace pocas décadas la historia de la música española se contaba como la sucesión intermitente de una serie de edades más o menos doradas sin aparente conexión entre ellas. Al esplendor del siglo del Renacimiento, en el que podían presentarse grandes figuras de la composición internacionalmente reconocidas (Guerrero, Morales, Victoria), seguía una época oscura que, más allá de algunos nombres aislados en los tres siglos siguientes (Correa, Scarlatti, Soler, Boccherini...), no lograba remontar hasta la escuela nacionalista de finales del siglo XIX y principios del XX (Granados, Albéniz, Falla).

Por suerte, las cosas han cambiado de forma rotunda en los últimos tiempos. Nuevas generaciones de musicólogos e intérpretes han empezado a desterrar tópicos y a trazar un dibujo mucho más racional y equilibrado de nuestro pasado musical. El mayor empeño por fijar ese nuevo relato en un discurso divulgativo de validez académica es esta Historia de la música en España e Hispanoamérica que, dirigida por Juan Ángel Vela del Campo, publica Fondo de Cultura Económica desde hace unos años. Sale ahora a la venta el volumen 3, dedicado a La música en el siglo XVII, justamente el período de nuestra historia que más se ha beneficiado de la investigación moderna. Con esta publicación, ya sólo queda un volumen de los ochos de la colección por salir a la luz: el quinto, que coordina Juan José Carreras y está dedicado al siglo XIX español.

Estamos ante el mejor resumen publicado de la historia musical de la España del XVII

El volumen que nos ocupa está estructurado en nueve capítulos, de cuatro de los cuales se ocupa su coordinador, Álvaro Torrente. El primero, Música de plata en un siglo de oro, parte de una reflexión teórica sobre el objeto al que debe dirigirse una historia de la música y hace una caracterización general de las estructuras musicales en la España del XVII y del estilo. El tercero se acerca a la música en los ambientes privados, con especial atención a los tonos y las danzas e interesantes aportaciones sobre el auge que conoció la monodia bastante antes de lo que mucho tiempo se dijo. El quinto se dedica a la música teatral, capítulo esencial y que sigue necesitado de más estudios, pues las fuentes son muy escasas, pese lo cual sabemos que La selva sin amor que con texto de Lope de Vega y música (lamentablemente, perdida) de Filippo Piccinini se ofreció en la corte madrileña en 1627 es la primera ópera que se compuso y representó fuera de Italia. El sexto, titulado El villancico religioso, es algo más que un repaso por esa forma tradicional de la música española, su evolución en el siglo y su relación con oratorios y otras formas de teatro religioso, pues se acerca también a la descripción y caracterización de las fiestas, litúrgicas y cívicas.

Del resto de ensayistas, Alejandro Vera Aguilera escribe dos capítulos: en el cuarto, estudia los contextos en los que se desarrolla la guitarra, su papel como instrumento acompañante y como solista; en el octavo, cruza el océano para acercarse a la realidad hispanoamericana del siglo. Pablo L. Rodríguez se ocupa en el capítulo segundo de la evolución del estilo en la música religiosa latina y organística. Aunque no se entiende del todo su ubicación en el volumen, el séptimo capítulo resulta fundamental para una comprensión general de la época, pues Luis Robledo profundiza en la tratadística musical y las concepciones en torno al arte de los sonidos vigentes en los diferentes ambientes del tiempo, de las academias a la iglesia. Finalmente, en el capítulo de cierre (el noveno), José María Domínguez traza, vía la conexión italiana, la línea renovadora de transición al siglo XVIII.

Además de una amplia bibliografía al final de cada capítulo (algunos proponen también referencias discográficas), el volumen incluye un índice onomástico, toponímico y de obras citadas (uno temático le habría venido de perlas, pues muchas cuestiones son tratadas en partes diferentes). Se trata sin duda del mejor resumen publicado, al nivel actual de nuestros conocimientos, sobre la música española en un siglo que en las últimas dos décadas se ha limpiado de tópicos y adherencias ideológicas indeseables. Que ello se esté reflejando cada vez más en el mundo de la interpretación es sin duda el mejor complemento al esfuerzo de musicólogos y editores.

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