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Cristina Lucio-Villegas. Pianista

"El piano es el germen de toda la obra de Castillo"

  • En el décimo aniversario de la muerte del compositor sevillano Manuel Castillo, lo homenajea con un disco que ha publicado el sello granadino Iberia.

Perpetuum Castillo. Cristina Lucio-Villegas, piano Iberia Classical.

Nació en Santander en 1982, pero vivió en Sevilla, de donde es natural su padre, desde los cuatro años. Aquí se formó con José Antonio Coso y María Floristán antes de marchar a Madrid para estudiar con Ana Guijarro. Amplió luego su formación en Helsinki y Bruselas y hoy trabaja como profesora de conservatorio en la comunidad madrileña, pero Cristina Lucio-Villegas echa de menos tener más presencia en la capital andaluza: "Mi último concierto fue en el Maestranza, pero de eso hace ya más de dos años. Me encantaría tocar más". Los vínculos con la ciudad los acaba en cualquier caso de reforzar con la publicación de un disco dedicado a Manuel Castillo (1930-2005).

-¿Cómo surge la oportunidad de hacer este disco?

-El proyecto no se planteó como un trabajo conmemorativo por los diez años de la muerte de Castillo. Eso ha sido un poco casual. Surge como un homenaje a Castillo en términos absolutos. Y fue a raíz de que en 2013 me dieran el Premio Rosa Sabater al mejor intérprete de música española en el Concurso de Piano de Jaén. Paco Moya, que es el productor e ingeniero de sonido del sello Iberia, se puso en contacto conmigo para ofrecerme grabar un disco. Él le tiene un gran cariño a Castillo por razones personales y a mí me apetecía, porque había tocado algunas obras suyas. Además nos dimos cuenta de que era casi una necesidad registrar su obra, que se ha grabado muy poco.

-Pasados diez años de su muerte, a Castillo se lo programa en efecto muy poco, incluso en su tierra. ¿A qué cree que es debido?

-Pues no lo sé, porque su música es de una riqueza y una personalidad extraordinarias. Castillo fue un músico que pasó por muchas fases, que escribió obras en lenguajes muy diferentes, pero siempre conservó su sello, una marca de estilo personal, muy refinada. Y si nos centramos en el piano, su producción es amplísima: hay obras para todos los gustos y todos los niveles, incluso podría usarse a título pedagógico. Su obra merece sin duda respeto y difusión, y mucho más en su ciudad.

-¿Y de toda esa variedad de la música pianística de Castillo por qué hizo esta selección?

-Queríamos mezclar obras que fueran más difundidas con otras que apenas se conocieran. Nos pusimos a bucear en el catálogo y escogimos estas, que se pueden dividir en tres grandes bloques: uno, con música temprana, de carácter regionalista, a la que pertenecerían la Sonatina de 1949 y la Suite de 1952; otro, que incluye un par de obras muy de repertorio como son Preludio, Diferencias y Toccata (1959) y Perpetuum (1992); y el tercero, con dos obras más abstractas, que además no se habían grabado nunca, Ofrenda (1982) y Para Arthur (1987).

-Y a eso le añade una pieza de Turina y dos de Albéniz. ¿Qué relación tienen con el repertorio de Castillo?

-El Puerto de Albéniz tiene una relación directa, porque es el punto de partida de Castillo para el Preludio, Diferencias y Toccata, y sabemos que a él le gustaba que pudiera tocarse la obra de Albéniz antes de la suya. Las otras dos no tienen una relación directamente musical, sino conceptual. Para Arthur es un homenaje a Arturo Rubinstein: fue una interpretación de Navarra por parte de Rubinstein lo que al parecer inspiró la obra, y por eso decidí incluir la pieza de Albéniz. Ofrenda es también un homenaje de Castillo, pero esta vez a Turina, en el centenario de su nacimiento. La pieza parte de un tema del Canto a Sevilla, pero como esa obra no la pude incluir, por razones obvias [no es para piano solo], me decidí por esta La Andaluza Sentimental, que yo creo que representa bien el mundo turiniano.

-¿Qué hay de andalucismo en la obra de Castillo?

-En sus primeras obras no lo puede evitar. Bebe de todo eso, pero no cae nunca en lo manido ni en lo fácil. En mi opinión, consigue un equilibrio perfecto entre la música popular andaluza y su lenguaje personal. Como sevillana, sus giros me resultan muy cercanos, pero también muy naturales, en absoluto empalagosos ni excesivos, porque es todo de un gran refinamiento.

-¿Qué significa el piano en la obra de Castillo?

-Es crucial, esencial. Él mismo dijo muchas veces que era "el instrumento ideal para la íntima comunicación musical". Castillo era un gran pianista, y el piano es el principio generador, el germen de toda su obra.

-¿En qué estado se encuentra la edición de su música?

-Está mal. No sé si hay algún problema legal con alguna editorial que tiene los derechos o qué, pero de las seis obras que toco en el disco sólo están editadas y accesibles la Sonatina y Perpetuum. El Preludio también está editado, pero no se encuentran ejemplares. Para Arthur está sólo en un álbum que hizo en su día la Fundación Albéniz. La Suite y la Ofrenda no están editadas. Pero es que incluso las obras editadas requieren una revisión crítica. Hay muchos detalles que no sabes si son errores de edición o detalles intencionados del compositor. En cualquier caso, yo he tenido la suerte de trabajar directamente con los manuscritos, a los que he tenido fácil acceso a través de Ana Guijarro.

-El Rosa Sabater no era el primer premio que conseguía a la mejor interpretación de música española. ¿Se considera una especialista o es ya una etiqueta que le han colgado?

-Es más una etiqueta que otra cosa, pero tampoco me disgusta. Me gusta hacer música española y la programo con mucho cariño. Por otro lado, en los concursos españoles hay premios a los mejores intérpretes de música española y no a los mejores intérpretes de música de Bach o de Beethoven, y lógicamente es más fácil que te relacionen con esa música cuando los ganas. Pero me gusta prácticamente todo el repertorio pianístico. Me siento especialmente cómoda también en la música clásica y romántica. Y me encanta hacer música de cámara. Tocar en solitario es fantástico, pero hacerlo con otros es maravilloso, lo sublima todo.

-Usted trabaja en un conservatorio. ¿Qué opina de la polémica que se ha generado en Andalucía con las cátedras a los Centros Superiores?

-No es un terreno que conozca de primera mano, porque no he estado en un Conservatorio Superior, y hasta que no estás dentro no sabes exactamente lo que se cuece ahí. Pero tengo una opinión yo diría que en formación, y que parte de que tenemos que cambiar nuestro modelo. No creo que haya que destruirlo entero, pero sí que tenemos que mejorarlo. Debemos mirar a nuestro entorno y coger aquello que funciona mejor, aunque pueda ser un poco tirar piedras contra nuestro propio tejado, pero el objetivo de los centros debe de ser ofrecer a los alumnos el máximo nivel de excelencia, y eso ahora mismo creo que no está pasando.

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