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Pablo García-López | Tenor

"La canción española de concierto se está perdiendo"

  • El tenor cordobés Pablo García-López acaba de presentar un disco de producción propia en el que, acompañado por el pianista Aurelio Viribay, ofrece canciones de cuatro compositores españoles

Pablo García-López (Córdoba, 1988)

Pablo García-López (Córdoba, 1988) / Juan Carlos Vázquez

Pablo García-López (Córdoba, 1988) aprovechó el confinamiento de la primavera para grabar un disco que reúne dos de los ciclos de canciones más populares de la música española del siglo XX (las Seis Canciones de Toldrá y las Canciones playeras de Esplá) con piezas poco conocidas de dos maestros cordobeses fallecidos en los últimos quince años, Joaquín Reyes y Ramón Medina.

–¿Lo había hecho mucho en concierto?

–Sí. Llevo años trabajando con Aurelio [Viribay] sobre este repertorio y dándole vueltas a la idea de grabarlo. Pero las agendas no cuadraban nunca. Hasta el confinamiento. Es, por un lado, un proyecto muy personal, y eso es algo que me mueve mucho, pero por otro me parecía muy importante, porque la canción española de concierto se está perdiendo. Sobre todo en las interpretaciones de hombres. Al contrario de lo que pasa en Alemania con el lied, aquí, la canción española, que un día hicieron Kraus o Carreras, está dejando de ser cantada por voces masculinas. Hay muy poca gente que la haga. José Antonio López, quizás, y pocos más. Me apetecía volver a poner en valor esta música desde una visión más joven. Junto a Aurelio que tiene ese poso de la tradición, creo que hemos llegado a un punto intermedio muy interesante.

–¿Cómo hizo la selección del programa?

–Toldrá y Esplá son conocidos por todos los aficionados. He crecido con estas canciones, las que empecé a escuchar cuando estudiaba canto. Me enamoré de la música española por ellas. Y yo quise añadir las canciones, mucho menos difundidas, de Joaquín Reyes, que fue Director del Conservatorio de Córdoba, y de Ramón Medina, un compositor al que conocí y para quien tuve la suerte de cantar cuando era muy joven. Había escuchado su música en el Conservatorio. Cuando la analicé en profundidad me di cuenta de que son canciones que aúnan gran calidad musical y un cuidado exquisito por realzar el poema. En los dos se aprecia un auténtico esfuerzo por destacar el sentido de los textos. Hay algunas canciones extraordinarias. La adelfa de Medina, por ejemplo, es una joya, es una de las canciones más inspiradas de todo el disco.

Rutas - Pablo García-López Rutas - Pablo García-López

Rutas - Pablo García-López

–Es usted más conocido como cantante de ópera.

–Sí, ¿verdad? Pues mi corazón, mi espíritu son más liederistas que operísticos. Durante el confinamiento cada día he cantado dos lieder de Schubert. Era lo que me hacía la terapia. Yo viví en Alemania y allí me enamoré del lied. Es verdad que por mis cualidades técnicas y a lo mejor mi vis dramática en la ópera funciono bien, pero yo quería que la canción y el lied estuvieran muy presentes en mi carrera. Hice ya una Bella molinera con Simon Lepper en Londres y en el Centro Botín de Santander. He hecho mucho recital de concierto con Aurelio. En noviembre pasado estuve en China cantando las Canciones de Falla con orquesta. Es verdad que quizá la ópera se ve más. Es un mundo más llamativo. Pero el lied es lo que me hace conectar con lo que soy auténticamente. Aunque de primeras pueda parecer muy extrovertido, soy en realidad muy reflexivo y tengo un carácter algo melancólico. Además, mi voz está en el momento perfecto para hacer estas canciones. Tengo una voz fresca, muy clara, muy flexible; puedo acortar mi vibrato, hacer que el texto resalte mucho. Si sirve para que la gente me conozca en algo distinto ya está bien empleado el disco.

–De momento sus papeles operísticos son los de tenor ligero. ¿Piensa seguir en ese terreno o se plantea ya afrontar algo de mayor peso lírico?

–Aunque mi registro puede llegar muy grave y mi color es aterciopelado no me quiero engañar y quiero saber dónde estoy. Mi voz es muy fresca y debo de mantenerme en un repertorio en el que no sufra. Creo que en Mozart hay una línea perfecta, la que llega hasta Tamino. Y es lo que interpreto. Poco a poco sí quiero hacer algún belcanto más. Hice L’elisir d’amore y me fue muy bien. Nemorino es un papel para mi voz. Creo que cuando la voz está fresca todo puede resultar tentador, pero quiero mantenerla fresca cuantos más años mejor. Por otro lado, los intérpretes tenemos la obligación de investigar y sacar a la luz otras cosas. Hay muchas obras barrocas por ejemplo que hay que ofrecer con visiones nuevas, o estas canciones, ciclos de lied y óperas contemporáneas, por ejemplo, que he hecho muchas. Creo que es un deber del intérprete.

–Ya que habla de cosas barrocas acaba de venir de hacer un proyecto en Oviedo con Forma Antiqva. ¿Era la primera vez que trabajaba con un conjunto barroco?

–Había hecho con ellos la Pasión según San Juan. Tengo que confesarle que el Barroco es mi pasión, pero lo he hecho muy poco. Por suerte, se me está abriendo este camino. En esta Isla locura de Oviedo creo que la gente pudo acercarse a una interpretación barroca nueva, y entró muy bien. Tengo algún proyecto más con otro grupo barroco, a ver si sale.

–No ha debutado todavía en el Teatro de la Maestranza. ¿Hay alguna perspectiva en los próximos años?

–Eso espero. Javier Menéndez me ha llamado. Estamos viendo qué hacer. Hay un proyecto interesante para mi primera presencia en el teatro, algo que tampoco hago mucho y de lo que no puedo hablar públicamente. Sinceramente, no entiendo por qué no he estado antes. Me llamó en su día la ROSS, hice un proyecto con la orquesta, pero no sé por qué el teatro no lo hizo. Me gustaría venir más a Sevilla. Me encanta el Maestranza, me encanta la ciudad.

–¿Cómo se lleva con los programadores españoles?

–Bien. Lo importante es que el programador sea una persona culta que mire más allá del artista. A veces me he llevado sorpresas de cosas que me han propuesto, que yo no veía y al final el programador tenía razón. En general, me siento bastante bien tratado por todos los programadores que valoro. Aunque es cierto que creo que los artistas españoles deberíamos tener más oportunidades. Si queremos cuidar la cantera de cantantes tendríamos que mirar la oportunidad que dan los alemanes a sus cantantes o los franceses a los suyos. Es importante apostar por los cantantes jóvenes, hacer repartos jóvenes, como se ha hecho en Oviedo, o en el Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo en Valencia, del que fui parte. Y aquí quiero romper una lanza en favor de Helga Schmidt, que hizo mucho por los cantantes jóvenes, españoles y no españoles. Muchos cantantes de mi generación le debemos mucho a Helga Schmidt. Como Mattia Olivieri, que está todos los años en la Scala, Olga Peretyatko e incluso Gregory Kunde, ya maduro, pero también. A mí me ayudó y me aconsejó sobre cosas que he entendido con los años.

 

Pablo García-López en una de las fotos para esta entrevista. Pablo García-López en una de las fotos para esta entrevista.

Pablo García-López en una de las fotos para esta entrevista. / Juan Carlos Vázquez

–¿Y con los directores de escena qué tal se lleva?

–No he tenido muchos problemas. Preparo con mucho tiempo las cosas, musical y escénicamente. No me gusta la improvisación. Cuando llego al teatro y veo que algo no está bien argumentado, sí que me paro y pregunto por qué vamos por ese camino. Yo voy a poner mi trabajo de meses para que la visión de ese director salga adelante, y quiero que me convenza, que me cuente por qué lo hace. En realidad he tenido más rifirrafes con directores musicales. Me llevo también bien con prácticamente todos. He trabajado con Mehta, Juanjo Mena, Chailly, López Cobos, Hernández Silva… Gente con la que puedes dialogar, que te convence. Con quien no puedo es con el dictador, con ese me suelo llevar mal.

¿Tiene algún icono como cantante?

–Fritz Wunderlich es un ejemplo a seguir por su repertorio y su forma de afrontarlo. Y en las grabaciones con orquesta es impresionante cómo lo acompañan, cómo su voz puede salir plena, cómo no lo ahogan, cómo están con él. Eso me encanta. Me fijé mucho en él como músico más que en su voz. Luego, Anne-Sophie von Otter es un modelo. Da igual que cojas grabaciones del principio de su carrera que del final. Está en todas estupenda. Ella es de las cantantes que me cuenta siempre algo interesante con sus interpretaciones, me descubre siempre algo nuevo del lied, de esa sinfonía de Mahler... Me fascina. Y en España, a María Bayo la he tenido como ejemplo en el mundo barroco, la zarzuela, la música española... Es una mujer que ha abierto muchas puertas. Ahora tengo la suerte de tenerla como amiga. Me ha ayudado a tomar algunas decisiones importantes.

–Sigue trabajando con un profesor...

–Sí, sigo teniendo profesor en Berlín. Se llama John Norris, es estadounidense. Sigo preparando con él todos los roles. Él se basa mucho en la postura, en la parte física y efectiva del sonido. Es muy certero, muy preciso. Me siento muy cómodo, porque yo necesito sentir mucho lo que hago en el cuerpo. Creamos juntos. En Berlín encuentro una energía especial. Voy y parece que todo resulta más fácil para mí.

–Algún papel con el que sueñe.

–Me gustaría hacer Wagner. No sé si podré hacerlo, porque dependerá de cómo evolucione mi voz y si puedo con la orquesta, pero… Me encantaría hacer Mime de Das Rheingold. Creo que haría una versión personal y distinta, quizás más como un niño que está jugando. Rake’s Progress también me interesa mucho, y quizás pueda hacerla en unos años. Y Tito [de La clemenza di Tito de Mozart]. Creo que para Tito necesito unos años de madurez. El personaje tiene algo en que la vida le ha pasado un poco de factura, y todavía mi aspecto y mi voz me parecen demasiado claros.

–Sus proyectos más inmediatos.

–Voy a hacer Manon Lescaut en Navarra y Capricho en la Ópera de Zúrich. Luego tengo un proyecto mozartiano en Suiza también para el próximo verano. Estaré con la Orquesta Nacional. Y hay algunos proyectos en marcha con el Teatro Real. Creo que los músicos de mi generación vamos encontrando nuestro sitio. Es importante ir a lo que tú quieres hacer. Aunque siga haciendo ópera, yo quiero ir a ciertos títulos que me interesan mucho: Mozart, por supuesto, pero también barrocos y otro tipo de repertorios, cámara, barroco con ensembles…

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