Marchó siendo muy joven. Primero a Madrid y Viena, para completar su formación; luego, tras casarse con un diplomático brasileño, al gran país sudamericano, donde ha residido hasta hace apenas dos años y medio en que volvió a España para asentarse en la capital. "Hace 28 años que no doy un recital como solista en Sevilla. Estoy muy feliz, ¿sabe lo que es poder volver a tocar en mi tierra después de tanto tiempo? Va a ser muy emocionante para mí. Estoy ansiosa por compartir esos momentos con mi gente, con mis amigos. Poder decir: Hola a todos, que la pianista sevillana Ángeles Iglesias continúa haciendo música, que no ha desaparecido del mundo... Va a ser estupendo."

Rememorando aquellos años, Iglesias se acuerda de Ángeles Rentería, con quien estudió en Madrid y acabaría marcando su destino: "Tuvo un papel decisivo en mi vida, porque fue ella la que me trazó el camino hacia la Universidad de Música de Viena. Allí estudié con el insigne profesor y pedagogo Hans Graf, y mi vida cambió por completo. Me casé con un diplomático brasileño y empezaron los viajes. Gracias a eso, he tenido oportunidades fabulosas de estudiar con otros profesores, como Peter Feuchtwanger o Nelly Akopian en Londres, he pertenecido a la asociación Canadian Music Competition en Toronto y, sobre todo, ahora soy catedrática de piano de la Universidad de Música de Brasilia".

En Brasil encontró un panorama musical sorprendentemente rico: "No pensaba que el nivel musical fuera tan alto, principalmente en ciudades como Sao Paulo o Río de Janeiro. Tuve además la gran suerte de conocer en Brasilia a la extraordinaria directora de orquesta Elena Herrera, que me ayudó muchísimo a integrarme en la vida musical del país. Toqué con ella varios conciertos con orquesta y fundamos varios grupos de música de cámara, así que no he tenido tiempo de aburrirme". Pero los regresos nunca son fáciles. "Me he encontrado un país muy diferente al que dejé. Los tiempos no son buenos, pero la cultura sigue estando ahí. Creo que luchando saldremos adelante. En este tiempo he podido ofrecer algunos conciertos en Madrid y doy clases en una Academia. Tengo una excedencia de la Universidad de Brasilia, pero volveré a enseñar allí. La docencia me gusta cada vez más. Se aprende muchísimo y te exige un acercamiento más analítico a la música, al pensamiento."

A Mariángeles no le resulta fácil definirse como músico. "Los años y la experiencia te van construyendo poco a poco. Comienzas haciendo música sin saber exactamente lo que eso significa. Para mi caso fueron fundamentales los años pasados en Viena. Hans Graf fue crucial en mi vida y en el desarrollo del amor hacia la música que siento hoy". Tampoco se reconoce en un modelo concreto de pianista: "Admiro a muchos pianistas diferentes. Aprendes siempre algo de cada uno. Eso sí, si tengo que citar una experiencia especialísima, esa fue uno de los últimos recitales de Vladimir Horowitz en Viena. Tuve el privilegio de estar allí y es algo que no olvidaré jamás".

Se mueve la pianista sevillana en un repertorio variado que incluye a Bach, pero también los grandes conciertos románticos (Brahms, Prokofiev, Rachmaninov…) y por supuesto Chopin, que le seduce porque le sugiere "la libertad, el amor, un mundo de ensueño... Una vez superadas las dificultades técnicas, que no son pocas, el alma se eleva a otra dimensión, es algo tan inexplicable para mí que no sé bien cómo expresarlo, pero con Chopin la sensibilidad siempre la tienes a flor de piel". Conoció al productor José María Martín Valverde, dueño del sello Lindoro, en Brasil hace diez años y no han perdido el contacto desde entonces. "Me hace mucha ilusión este proyecto, ha sido una experiencia estupenda grabar este disco con él. Yo quería hacer la Sonata nº1 de Chopin, que se programa tan poco. Es una obra póstuma, de técnica y concepción difíciles. Me ha gustado mucho trabajarla. Y a su lado, la Sonata nº3, mucho más conocida, pero bellísima también". Será ese el programa de presentación del CD, con el Nocturno en mi bemol mayor abriendo una sesión que quedará grabada a buen seguro entre las experiencias más inolvidables de una pianista que se confiesa romántica: "El 14 de febrero. Un compositor como Chopin, que es la esencia del Romanticismo... Además, me hace tanta ilusión… Me emociona tanto volver a tocar en Sevilla".