¿Y si nos permitimos una pequeña indulgencia? ¿Algo que nos haga conectar con nuestros sentidos, reencontrarnos con nuestra esencia y que disfrutemos mucho?
Un capricho puede ser sensorial, experiencial o material… lo que imaginemos!
Quizás algo que no sea cotidiano y que nos apetezca. Un regalo para nuestro alma y nuestro cuerpo a los que debemos mimar, y más en estos tiempos difíciles.
Algo más sobre mí: Me llamo Angélica, ingeniera de telecomunicaciones reinventada en viajera gastrónoma, y sobretodo amante de esta tierra andaluza y de su gente.
Mi historia podría ser un ejemplo de aquello que llaman “salir de la zona de confort”: pasé de trabajar en Barcelona en un banco como directiva a emprender una aventura en Cádiz.
Empecé esta nueva andadura estudiando un máster de Turismo y Gastronomía en el Basque Culinary Center en San Sebastián. Y como enamorada del Sur y teniendo un folio en blanco para dibujar mi nueva vida, me vine a Jerez donde llené de vivencias mi blog de @comerdelujo e Instagram @comerdelujo .
Ya llevo casi cuatro años escribiendo, dando a conocer “Caprichos” de esta tierra y trabajando desde la admiración e ilusión de esa niña inquieta y exploradora que llevo dentro.
Me encantará compartir contigo estos grandes pequeños tesoros, así que te espero en este caprichoso viaje!
Y recordando a Oscar Wilde: “ Un capricho se diferencia de una gran pasión en que el capricho dura toda la vida“.
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