La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Cojo el guante: ¡Por un 8-M a mi bola!

Con todos opinando (y muchos manoseando) el feminismo, ¿se puede ser original? Al menos puedes aprender de los demás

El compromiso de Granada Hoy con el 8M

El compromiso de Granada Hoy con el 8M

Desde que nació Granada Hoy he tenido el corazón dividido entre dos columnistas (hablo de colegas del oficio, de la casa, los que pulsan la realidad desde dentro de los medios): Alejandro Víctor y Antonio Cambril. Nunca he sabido bien si hacían de periodistas canallas o de analistas sociales; si de cuentistas ingobernables, de pensadores ilustrados o de críticos implacables. Periodismo, política y literatura en un triunvirato explosivo. A los dos les dolía la columna a su estilo, pero el resultado se acercaba mucho: nunca escribías igual después de asombrarte con sus giros y sus quiebros, de dejarte desarmar con la aparente sencillez con que unas veces manejaban el lenguaje y el agudo barroquismo con que te abofeteaban otras. Pero, por encima de su destreza y brillantez como escritores, lo más importante para mí siempre ha sido que nunca he pensado igual después de leerlos.

Como directora del periódico siempre soñé tenerlos rejoneando la actualidad en un mano a mano -paradojas de este ingrato mundo de los medios, los dos siguen hoy caminos distintos- y lo cierto es que no hay día en que me enfrente a una pantalla blanca y no intente tirar de ellos: primero me acuerdo de cuando Rafa Juárez se asombraba de que para mí fuera un "suplicio" enfrentarme a la opinión ("¡pero si escribir es un placer!") y luego recurro a ellos para convencerme de que se puede escribir, casi de cualquier tema, sin redundar, sin autocitarte y sin caer en obviedades. Al menos se puede intentar…

8 de marzo. Día de la Mujer. Llevo toda la semana sabiendo de qué toca escribir este domingo y sintiéndome realmente agotada. Todo es "rancio y cansino", como esa "marmota" que aquí vivimos en versión "conejo y zanahoria". Una suerte de "blitzkierg dialéctico con el que intentar parar la barbarie feminazi". ¡Gracias Barea porque me has obligado a aprender algo nuevo buscado en Google de qué va ese juego nipón, porque he revisado mi propia opinión sobre el tema por encima de la ministra Montero y porque ya sé por donde seguir...

Junto a la vertiente de columnista del subdirector de Diario de Sevilla -soy ahora tan adicta a sus provocadores artículos como lo fui en su día a los de Alejandro y Cambril- también he necesitado un haz de iluminación externa: un buen amigo me ha compartido el Sola y borracha de Luz Sánchez-Mellado (¡yo también quiero ser "feminista a mi bola!"); Juanjo Millás me ha recordado con su Alternativa sobre la transfiguración de Podemos que ante la (in)coherencia de los políticos hay que estresarse lo justo; en Sevilla he participado en un encuentro del Foro Más Mujeres donde las que intentamos resquebrajar el techo de cristal nos hemos medido sin contemplaciones ante un comedido Carlos Herrera y, en la sede de Granada Hoy, hemos organizado esta semana un encuentro alternativo con quienes trabajan por la igualdad desde abajo, defendiendo un feminismo plural y diverso, sin imposiciones, sin dogmatismos y sin etiquetas. Siendo generosas, incluso, cuando surgen las discrepancias.

Sí, porque estaría bien que dentro de veinte años hubiera "museos del machismo" como ya se reclaman para la pobreza. Porque Sandra es trans pero es una de las nuestras como en su día fueron las negras y las lesbianas; claro que ese nuestras no entiende de ideologías y de clasismo como ya los millenials no entienden que "entender" es ser marica. Porque si el sector privado es el desafío, el mundo de los autónomos es la jungla -la biología de la maternidad no encaja en el BOE-. Porque el problema no está en el campo de fútbol sino en las gradas con los padres-entrenadores insultando a sus hijos cuando se dejan ganar como "nenazas". Porque ¿a quién no le gustaría que todos los días le hicieran la cena como a Adam Smith? Y porque... "¡Ostras, qué vértigo cuando el referente eres tú!"

Lo cierto es que, al final, me he escaqueado: esta Colmena no empezó siendo mía y no lo ha sido. Es sólo una excusa para recomendarles el comprometido artículo de Alba R. Romero (El feminismo en Granada se conjuga desde abajo y en plural) que le da sentido. Porque "sin feminismo (tampoco) hay periodismo". Ella lo defiende en el reportaje que publicamos hoy y lo practica a diario. ¡Celebren el 8-M, a su bola, y léanla!

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