Opinión

Doña Declaraciones

  • El autor reflexiona sobre el sufrimiento de los imputados por la juez Mercedes Alaya en el caso de la venta de los suelos que han sido absueltos en sentencia y se pregunta quién reparará el daño causado en sus vidas durante una década.

Joaquín Herrera del Rey

Joaquín Herrera del Rey / M. G.

En el caso de los suelos de Mercasevilla, fueron imputadas unas 20 personas a lo largo de 9 años. Todas fueron declaradas inocentes. A algunas de ellas se les impuso una pensada fianza de 33,2 millones de euros. Fianza, verdaderamente justa, proporcionada y  asequible. Bondadosa.

Su marido  estuvo trabajando para Mercasevilla, con anterioridad a su sagaz instrucción. La misma no fue un modelo de respeto hacia los derechos de los imputados. Fue inhumana, inquisitorial e irrespetuosa.

En estos nueve años estas personas, sus familias, padres, abuelos, sus hijos y nietos, han sufrido innumerables problemas de salud personal derivado de la debilitación de sus sistemas inmunológicos. Han sufrido hasta la extenuación. Ha podido costarles la vida, este fusilamiento sin causa. Esta defenestración social y profesional.

Profesional y socialmente degradados, absolutamente dañados, sin reparación, políticamente defenestrados. Económicamente malparados, maltrechos, perjudicados. Empresarialmente castigados. Sólo ellos y su familia lo saben.

El Estado ha gastado una barbaridad de dinero en estas causas. Medios materiales y personales a su servicio. Hasta escolta.

El ex ministro del Interior era el denunciante. El representante de los jueces le arrastraba la maleta.

La sociedad sevillana, miraba para otro lado. O incluso aplaudía a la magistrada que salía en portadas de revista de moda. O bien es requerida para dar conferencias por su bondadoso hacer.

¿Se debe permitir que basándose en meras conjeturas el Estado ataque y perturbe la vida a personas inocentes?

La Justicia soy yo. Todos los demás son torpes o están equivocados. Yo lo hago bien. Todos los demás actúan por amistad manifiesta. Yo soy incansable y pura. Intachable en mi comportamiento.

De alguna forma deberá repararse el ingente daño causado, con tan escasa razón, a tantas personas vituperadas y maltratadas irrazonablemente.

Los fundamentos de la sentencia de declaración de inocencia de los suelos de Mercasevilla, son extensos, sólidos, y rigurosos. Fundados en hechos y en Derecho.

Diez años en ambos casos han sido necesarios para hacer prevalecer la verdad. El mero sentido común, la equidad.

Como  ciudadanos que se ha visto arrastrados a procesos judiciales muy agresivos, irrazonablemente tendrán derecho a alguna reparación. A que se repare el daño injustamente causado. La Justicia no está para conseguir fines propios fuera de la equidad. Aunque tales iniciativas cuenten con el aplauso, de sectores sociales, grupos de presión o individuos determinados, o medios de comunicación. ¿Nadie va a reflexionar sobre esto?  

La politización de la Justicia le ha devuelto la pelota al ex alcalde de Sevilla que destrozó su mayoría absoluta en tiempo récord, con actos propios.

Cuando la propia Justicia, en lugar de hacer “Justicia” hace daño a las personas, (neminem laedere: no debe causarse daño a nadie). Cuando con ligereza se extravía de su finalidad, se utiliza con fines espurios, políticos ajenos o sociales de grupos de presión. Cuando  fastidia la vida a personas.

Algo no va bien. Hasta en el futbol, meten en la nevera (dejan sin arbitrar) a los que se “equivocan”. ¿Quién reparará el gravísimo daño causado a estas personas?

Diez años de sus vidas... Vivos y en libertad... de milagro.

Los Jueces  o ex jueces deberían dar ejemplo de respeto, prudencia, moderación y equidad. Ha herido de por vida a familias, ¿cuántas personas imputadas serán declaradas inocentes?

Sócrates decía que el juez debía tener cuatro características: Escuchar cortesmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente. Piedad y honestidad. No estaba pensando en Sevilla.

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