Málaga

Vuelve la vida a la Universidad de Málaga

  • Docentes y alumnos se congratulan del regreso de la normalidad a las aulas

Alumnos salen de las clases.

Alumnos salen de las clases. / Javier Albiñana (Málaga)

En los vagones del metro casi hay que dar empujones para entrar. Colas en las paradas para coger el bus de vuelta a la ciudad. Gente fumando junto a la entrada y las cafeterías a rebosar. Vuelve la vida a la Universidad. Vuelve la vida a Teatinos. Y la mejor muestra de ello no es otra que las mesas a rebosar de nubes, mitades y sombras que los camareros no dan abasto a recoger. Porque no hay clase de Universidad sin café en el descanso. 

Quedan algunos resquicios, como cicatrices a medio borrar de lo que fue la semipresencialidad. Incluso la no presencialidad en las aulas. Flechas en el suelo que marcan el camino por el que hay que seguir. Pegatinas sobre qué puerta usar para salir y cuál está destinada entrar. Vanos que han vuelto a recuperar su doble orientación tras la vacunación y la caída de los contagios. Aún quedan pegatinas a medio caer en algún banco que prohibía usar esa zona. Los alumnos ya parecen, simplemente, obviarlas

Si hay algo que aún recuerde a la falta de normalidad es, sin duda alguna, la presencia de mascarillas. Hay quien olvida ponérsela cuando se levanta de la cafetería y atrae todas las miradas en el interior, hasta que cae en la cuenta. Pero, asegura Ignacio Álvarez, profesor de Derecho Internacional, "ya casi olvidan que las tienen y las clases se dan con mayor participación que antes incluso". 

Estudiantes descansan tras su clases. Estudiantes descansan tras su clases.

Estudiantes descansan tras su clases. / Javier Albiñana (Málaga)

Afirma Álvarez que la vuelta por completo a las aulas supone un salto de calidad, "es una alegría, hablar a la cámara durante dos horas era un gran esfuerzo y los alumnos también lo valoran mucho". Además, la vuelta a las aulas ha supuesto "que hagan más vida en la facultad que antes del coronavirus, incluso". Esto, valora, es especialmente importante para los que empezaron su andadura académica en plena pandemia, "que ya están probando lo que es la vida universitaria de verdad". 

También han vuelto los estudiantes Erasmus, no es raro escuchar parejas, tríos o grupos más grandes riendo en francés, inglés o italiano. Entre ellas, Jeanne, una estudiante francesa que estudiaba Comunicación en Grenoble y anda algo perdida aún. Pregunta por el Aulario Isabel Oyárzabal, aunque lo tiene delante y afirma "que son muchos espacios" y aún no está del todo hecha al Campus Universitario. 

Más adecuada está María Serra, estudiante de 4º de Periodismo. Encara el último año con un sabor de boca agridulce, pues "aunque prefiero las clases presenciales sin duda, también echo de menos estar en Granada con mi familia y mis amigos mientras lo compagino con la universidad, ahora no puedo". Asegura María que la pandemia le llegó en un momento "en que le encantaba ir a clase", pero ahora ha vuelto sin mucha motivación y algo fría.

Las paradas de autobús, repletas. Las paradas de autobús, repletas.

Las paradas de autobús, repletas. / Javier Albiñana (Málaga)

También asume que es algo pronto para valorar de forma completa la vuelta a las clases, aunque sí que nota el retorno de cierta exigencia extra que se perdió en las clases online. En este sentido Ignacio Álvarez apunta que los docentes también añoraban la presencialidad para que los alumnos volviesen a "notar la Universidad de verdad, con la exigencia y el esfuerzo que ello implica". 

Claudia Gómez, estudiante de 3º de Podología resume la vuelta a las clases presenciales como "motivación e ilusión". Asegura que en las carreras técnicas es "totalmente necesaria la presencialidad en las prácticas, muchas de las cuáles perdimos el año pasado". Además, añade que la vuelta a las aulas hacen de ella alguien más constante y la empujan a "hacer más preguntas en clase y aclarar dudas". En definitiva, la vuelta a las clases supone para ella una mejora en la calidad lectiva. 

No resulta raro que los estudiantes prefieran la normalidad, con sus cigarros a medio apagar en la puerta cuando da la hora de la clase, su café antes de entrar al aula con los compañeros y todo el calor que no puede transmitir una pantalla, por mucho que sea 4K. Todavía prefieren las mascarillas.

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