Pasarela

Una versión sorprendente de los platos tradicionales

  • La eslovena Ana Ros es la mejor chef femenina del mundo por su precisión a la hora de cocinar, por la atención a los detalles y por su gran imaginación

La revista 'Restaurant' ha elegido a Ana como la mejor chef femenina del mundo.

La revista 'Restaurant' ha elegido a Ana como la mejor chef femenina del mundo. / efe

Cada año la revista Restaurant elige a la mejor chef del mundo. En 2017 el nombramiento ha recaído sobre Ana Ros. La eslovena llegó a la cocina por casualidad. Hace diecisiete años decidió hacerse cargo junto a su marido del restaurante Hisa Franko cuando los padres de él se retiraron del negocio familiar. Hasta ese momento Ana, cuya familia se dedica a la medicina, ocupaba su tiempo en formarse para ser diplomática. Además pasaba varias horas al día practicando deporte, una de sus pasiones. Incluso consiguió alzarse con la victoria en el campeonato nacional de esquí. Pero lo dejó todo por cocinar. Nunca había imaginado que iba a llegar tan alto en el mundo de la gastronomía ya que no tiene ninguna formación en este ámbito. El jurado que le ha otorgado el reconocimiento ha destacado que la "pasión" de Ros por los ingredientes locales y su "compromiso para hacer crecer las artes culinarias en su Eslovenia natal" lo que la convierte en un "modelo inspirador". Para ella el premio ha sido una "sorpresa" y una "responsabilidad", pero a la vez ha afirmado que es una "oportunidad para que las personas valoren a Eslovenia como un destino gastronómico muy interesante."

Si algo tiene la cocina de Ros es que está repleta de ingredientes tradicionales de su tierra pero elaborados y presentados con técnicas de vanguardia. A la chef le encanta viajar para impregnarse de la cocina de otros países. Eso influye en su cocinado, donde están muy presentes tradiciones gastronómicas de otros países como Croacia, Italia, Austria o India, uno de sus lugares preferidos. Ha viajado al país en varias ocasiones y allí ha realizado labores humanitarias a través de su profesión. Su restaurante, el Hisa Franko, está situado en la localidad de Kobarik, en un entorno idílico rodeado de naturaleza que se encuentra a tan solo tres kilómetros de la frontera con Italia. En el interior la decoración destaca por su sencillez y buen gusto. El edificio es una construcción del siglo XIX y antes de ser un restaurante fue un molino, un mesón y un hospital durante la Primera Guerra Mundial. Con todos esos años de historia cuenta con algunas leyendas, como la que asegura que Hemingway escribió allí alguna de sus novelas. Tanto Ana como el Hisa Franko han ganado popularidad en los últimos tiempos gracias a su aparición en la serie de Netflix Chef's Tablet, en la que se cuenta lo mejor de las cocinas y de los cocineros que las regentan. Para Ana Ros es fundamental acompañar sus platos con un buen vino. La bodega del restaurante está a cargo del sumiller Valter Kramar, su marido y padre de sus hijos. La compenetración entre ambos es otra de las claves de su éxito.

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