Esta vez no le ha hecho falta desfilar por un aeropuerto ni hacer que sus modelos paseen por un supermercado. A Chanel le ha bastado con mirar a su pasado para deslumbrar en la alta costura. Tanto la estética de la pasarela, inspirada en la histórica tienda de la firma francesa, como los diseños escogidos para la ocasión, muchos de ellos herederos de los que triunfaron en la década de los 60, mostraron un Chanel en estado puro .

Karl Lagerfeld recuperó ayer en París la esencia de la marca con Lily Rose Depp como estrella invitada en un desfile en el que las plumas, los volúmenes y los tonos pastel fueron las claves de la jornada.

El tweed marcó la primera parte de la colección, con vistosos trajes de chaqueta en tonos claros y abrigos de doble pecho acompañados por pequeños gorros a juego, mientras que los volúmenes tomaron el relevo en la segunda parte del desfile, sobre todo con faldas de pequeños volantes, prendas abullonadas y vestidos de corte evasé. Las plumas y las lentejuelas pusieron el broche a la jornada con unos diseños inspirados en los felices años 20 que seguramente tendrán ya un sitio reservado en las mejores alfombras rojas del mundo.

Lily Rose Depp rompió las reglas de la alta costura y, con su 1,60 m de estatura, fue la encargada de cerrar el desfile con un vestido rosa de organza de corte princesa en el que destacaban los pequeños volantes de sus mangas y de su falda.

Además de Lily Rose, Lagerfeld contó con otros rostros muy conocidos sobre la pasarela, como Kendall Jenner o Bella Hadid. En el front row también se dieron cita algunas incondicionales de la firma, como Anna Wintour, la cantante Vanesa Paradis (madre de Lily Rose), las modelos Ines de la Fresange o Liu Wen o la actriz Olga Kurylenko, entre otras.