Pasarela

Del olimpo Chanel al descalabro Dior

A lo largo de esta semana París se ha convertido nuevamente en capital de la moda por sus desfiles de Alta Costura, en este caso para la temporada otoño-invierno 2011/12. La cita, este año, se ha caracterizado por el éxito de las colecciones de algunos diseñadores consagrados, como Chanel, Giorgio Armani, Valentino y Gaultier, así como el positivo debut de otros como Giambattista Valli. Dior, de la mano de Bill Gaytten y Susana Venegas, sin embargo, se estrelló y las críticas negativas han arreciado tras despedir la firma a John Galliano como director creativo.

Ha sido lo más comentado, desde luego. La primera pasarela de Dior tras 15 años con el diseñador John Galliano no fue precisamente una maravilla. El creador británico fue despedido en marzo en medio de un escándalo por sus presuntos insultos antisemitas, y su ex brazo derecho, Bill Gaytten, dio la cara el lunes pasado presentando la colección de alta costura 2011-2012 de la emblemática casa de modas. El problema es que fue realmente disparatada. Según Gaytten, se inspiró en el diseñador de interiores Jean Michel Frank, los arquitectos Ettore Sottsass y Frank Gehry, el diseñador gráfico Jean Paul Gouda, el relojero Jean Dunned y el diseñador de modas Marc Bohan. Sin embargo, era como si Gaytten, quien no recibió la mejor nota tras su desfile, hubiese tratado de demostrar su erudición cultural al mostrar todas esas influencias en una sola colección. En Dior se apresuraron a aclarar que aún no había tomado las riendas de la casa.

Dior fue una desilusión, pero hubo bastantes delicias ese primer día. Giambattista Valli y la holandesa Iris Van Herpen presentaron colecciones para dejar la boca abierta. Los característicos vestidos retro-burgueses de Valli han convertido a su línea prêt a porter en una favorita de las chicas de la jet-set. Gracias a su afición a las plumas y la pedrería, Valli se mueve como pez en el agua en la Alta Costura.

El lujo máximo funciona, como Chanel se encargó de recordarnos el martes con un desfile nocturno en el que evocó sus más prestigiosos hitos, entre ellos su exquisita joyería, en el magnífico escenario del Grand Palais la Place Vendôme. Abundancia de negro y de blanco, de bordados en conjuntos monocolores y juegos de transparencias fueron algunas de las constantes. La efigie de Mademoiselle Coco dominó el evento desde lo alto de la columna Vendôme, en el centro de la plaza. No en vano se le brindaba un gran homenaje.

La alta costura, generalmente, es un asunto cargado de pedrería, cristales y lentejuelas, pero María Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli para Valentino crearon una colección de vestidos tan leves como las plumas. Una ligereza personalizada en trajes con caída hasta el tobillo en tonos piel a los que dan vida con texturas como tul, chifón, encaje, plumas y pedrería metálica.

Ya el miércoles, Armani nos propuso un espectacular viaje a Japón con su línea Privé. Unos modelos que se caracterizan por sus cortes y estampados nipones para envolver a la mujer. Diseños que firma la casa con sus habituales líneas limpias y finas.

Jean Paul Gaultier fue uno de los encargados de poner el broche de oro al evento con una propuesta inspirada en la danza y en los animales alados en la línea de la película El cisne negro, protagonizada por Natalie Portman. Hacía dos décadas que el artista no creaba moda masculina pero no lo hizo por casualidad, pues después de su desfile lanzó su nuevo perfume para hombres, Kokorico, cuya imagen es el modelo español Jon Kortajarena.

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