Pasarela

El nuevo líder de los socialistas vira hacia la democracia asamblearia

  • Sánchez presume de una "honradez intransigente" y contra la religión en la escuela pública

El primer discurso del nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no pasará a la historia del socialismo español; sí su método de elección, mediante una votación directa de todos los militantes, pero su parlamento no aportó grandes innovaciones. Aunque bien declamado, plano.

Sí aseguró que quiere cambiar el PSOE para cambiar España, que es de una "honradez intransigente", que no desea que en las escuelas públicas se obligue a "creer en una religión" y que, una vez al año, organizará una asamblea de afiliados para rendir cuentas. Y que no será un secretario de Ferraz, sino de la carretera y los territorios. Todas ellas unas ideas oídas con anterioridad.

Sánchez intervino después de que el congreso extraordinario refrendase por aclamación -no se votó- el resultado de las primarias del pasado 13 de julio. También por aclamación, el congreso propuso que, de ahora en adelante, y en todos los campos territoriales, los secretarios generales se elijan por este método.

Ataviado con la camisa blanca que ya le es característica, subió al estrado, habló con convicción, pero apenas se salió de lo ya sabido. Tomó la palabra después de que la presidenta del Congreso -la jefa del Ejecutivo andaluz y líder de los socialistas andaluces, Susana Díaz- anunciara su proclamación como nuevo secretario general del PSOE. Y en seguida cargó contra Rajoy, para quien pronosticó que será el primer presidente de la democracia que sólo gobierne una legislatura. "Dejemos de contar los votos que perdemos y comencemos a contar los que vamos ganando", aconsejó a los delegados de un congreso que se espera sin grandes sobresaltos.

El nuevo secretario, no obstante, sí matizó que sus palabras se convertirán en propuestas hoy domingo y en hechos, a partir del lunes. "No les voy a pedir a los españoles un acto de fe", resaltó. "Lo único que voy a reclamar es que escuchen lo que pedimos, que atiendan lo que proponemos y que observen lo que hacemos".

"Vamos a cambiar el PSOE para cambiar a España, no es la primera vez", proclamó, para recordar que el socialista es el partido del cambio desde que, en 1879, 25 compañeros decidieron fundarlo con ese fin.

El nuevo líder socialista se dirigió a su a su antecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, para subrayar que ha hecho "un gran servicio" a España y al PSOE "en un momento muy complicado", para asegurar que siempre va a "formar parte de lo mejor del socialismo en España" y para transmitirle que durante los "próximos años" va a necesitar su "consejo y aliento". "Siempre tendrás en mí a un compañero que te aprecia y te quiere", le transmitió.

No quiso el nuevo secretario general atreverse a decir que "hoy empieza todo", porque la historia del PSOE empezó "hace 135 años", pero sí apuntó que el partido tiene "mucho trabajo por delante". Eso sí, reivindicó los progresos conseguidos en los gobiernos socialistas -con una especial mención a la educación y la sanidad públicas- y destacó algunos logros de la etapa de Rubalcaba: la Conferencia Política, su propuesta de reforma fiscal y la propuesta de reforma Constitucional para "alumbrar esa España federal que tanto necesita el país".

Sánchez aprovechó para agradecer a todas las "mareas ciudadanas que inundan las calles y las plazas de pueblos y ciudades" por defender lo que han "construido todos los socialistas a lo largo de los últimos años". Pero, dicho esto, quiso dejar claro que la izquierda en la que cree es la que "cambia España", la que "no se contenta con protestar sino que aspira a gobernar" para transformar el presente y llegar a un futuro mejor.

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