Odia que se le atribuyan calificativos como "millonaria" o socialité porque, según ella, si tiene o no dinero, jamás ha presumido de él. Mujer hecha a sí misma, Carmen Lomana se vio obligada a ponerse al día en la gestión de los negocios de un marido, Guillermo, el cual, al fallecer en un accidente hace más de una década, dejó sumida a su viuda en una honda tristeza. No con pocos esfuerzos, nuestra entrevistada renació de sus propias cenizas encontrando en el camino una popularidad que la ha convertido en uno de nuestros referentes sociales más queridos. Una persona que se ha hecho a sí misma y que, como nueva aventura, lanza una línea de cremas y productos estéticos que ya podemos encontrar en www.carmenlomanacosmeticos.com y que, a un precio muy asequible, nos permitirán compartir la juventud eterna de su promotora.

-¿De dónde viene esta idea tan sorprendente?

-Es algo que desde pequeña me ha fascinado casi tanto o más que la moda. Todo se lo debo a mi madre quien, con 13 años, me dijo: "Tienes que cuidarte y tener un método". De seguido me llevó a un salón de belleza y me compró una limpiadora, un tónico y una hidratante con los que me inculcó un ritual que nunca me ha abandonado.

-A pesar de eso, es amante de una práctica que los dermatólogos no solo no recomiendan sino sobre la que advierten: tomar el sol…

-Sí. Lo adoro. Pero soy un claro ejemplo de que no hace tantos estragos. No tengo la piel descolgada ni flácida y todo es porque creo que me cuido antes y después. Lo mío no es fruto de la cirugía ni de ningún lifting porque lo único que me he operado son los párpados. Soy la menos obsesionada por el físico que puedas imaginar aunque sí como bien pues, para mí, el 90% de la belleza es la alimentación. Más allá, nunca he ido al gimnasio, duermo bastante poco y me aburren las conversaciones sobre bótox.

-Me consta que sí le gusta mucho hablar de política y que es muy crítica con Mariano Rajoy… ¿Cómo ve el panorama?

-Bueno, de Zapatero también señalé que metió la cabeza debajo del ala y, respecto al gobierno actual, no me gusta cómo están llevando las cosas. Atacan las clases medias y trabajadoras y no están recortando lo que de veras sobra. ¿Por qué tenemos que pagar tantos guardaespaldas, coches oficiales y obras públicas que no hemos pedido? Es una tomadura de pelo.

-Pero, ¿qué podemos hacer?

-Abstenernos. No votar. Lo único que nos puede ayudar es un cambio de sistema porque éste está caduco y envenenado. A mí, por decir todo esto, me han vetado en Televisión Española.

-¿No se dedicaría a la política?

-Soy demasiado sincera y, de hacerlo, como no necesito dinero, buscaría los mejores equipos y llevaría las cuentas como una auditoría. Puedo ser frívola pero no superficial. Tengo una gran conciencia social y, al final, llevar un país es como organizar un hogar pero a lo grande.

-Ya que lo menciona, no imagino a Carmen Lomana de ama de casa… ¿Ejerce?

-Soy la supermari (risas). Controlo todo y sé planchar y cocinar -otra cosa es que lo haga- porque mi madre no quería hijas inútiles. Yo nunca he dependido de nadie. De "mujer florero" y mantenida no tengo nada.

-¿Es no tener hijos su gran asignatura pendiente?

-Es mi gran pena pero no estoy amargada por eso. Peor sería haberme quedado ciega o que me faltara una pierna. A lo mejor la intención de Dios es que quisiera a todos los niños en general.

-¿Se ha cerrado las puertas al amor?

-No, pero sinceramente no he vuelto a tener la capacidad de enamorarme y de perder la cabeza. Eso solo lo sentí con Guillermo. Me resulta muy difícil mantener una relación muy estable. Reconozco que soy una persona demasiado libre.