El abrigo se convirtió ayer en la estrella de la pasarela otoño-invierno para Courréges y Maison Margiela, que en la segunda jornada de desfiles en París optaron por crear nuevos modelos de fondo de armario en la búsqueda del perfecto compañero del frío. El de ayer fue un desfile especial para Courréges, el segundo de la mano de los diseñadores Sébastien Meyer y Arnaud Vaillant que tomaron las riendas de la marca en octubre, y el primero tras la muerte en enero del modisto André Courréges, mito de la moda de los años sesenta. El creador francés, aprendiz de Cristóbal Balenciaga, revolucionó no solamente la moda sino también a buena parte de la sociedad acortando las faldas una cuarta por encima de la rodilla. Maison Margiela, de la mano del polémico John Galliano, volvió a dejar a sus fans con la boca abierta con la perfecta combinación de piezas deshechas, típicas de la maison y el dramatismo propio del gibraltareño.