Pasarela

La mantilla: una tradición que nunca pasa de moda

La mantilla es el atuendo tradicional que luce la mujer el Jueves Santo, víspera de la muerte del Señor, para honrar con ese luto su figura, acudir a los Santos Oficios y visitar así los Sagrarios. Una antigua usanza que pareció decaer pero que, a partir de 1980, volvió a ponerse de moda entre un colectivo femenino que recrea esa bella estampa junto a la que no puede faltar el acompañante masculino ataviado, en general, de traje oscuro, corbata y zapatos negros.

Especializado en mantillas y mantones, el establecimiento de Feliciano Foronda es uno de los más veteranos del sector y, de su taller, han salido piezas lucidas por figuras como Isabel Pantoja, Rocío Jurado o Sara Montiel. Por su parte, Paco Cerrato constituye uno de los estilistas que, desde Sevilla, más han luchado para que esta tradición no decaiga. Gracias a la colaboración conjunta de estos dos profesionales con nuestro periódico, disfrutamos de un completo manual donde descubrimos las claves a la hora de utilizar esta prenda que, de blonda o chantilly, suele complementarse con una gran peina de carey, peinecillos, horquillas y otros elementos que describimos a continuación.

Pasos a seguir

"Lo primero que necesitamos es un traje clásico, no uno de chaqueta sino un camisero básico, sin encajes ni volantes, con media manguita y sin escote. En cuanto al largo, uno por debajo de la rodilla", comienza a explicar Cerrato con la precisión de un maestro curtido en infinidad de estas "batallas". "Los zapatos deben ser de salón y, para estilizar, con un poquito de tacón y plataforma. Eso sí, evitemos las sandalias y los diseños descubiertos delante y detrás. A eso le añadiremos unas medias color piel o también oscuritas, no tupidas, y los guantes". Respecto a los ornamentos requeridos, nuestro entrevistado se manifiesta claro. "Algo adecuado al conjunto total que portemos, es decir, pendientes de brillantes o perlas -los corales no me gustan tanto- y un collar también de perlas pero que sea cortito".

Más allá del vestuario hallamos el ritual a seguir en el look de la mujer. "Maquillada, que vaya lo más natural posible y con un tono parecido al de la piel. Hay que tener en cuenta que es por la mañana y, con un poquito de brillo en los labios, vale. Los ojos, muy suaves en tonos marrones, negros o grises y, para el pelo, nos decantaremos por un recogido muy en la nuca -para que pueda sujetarse bien la peina-, algo craneal, con la raya al medio, al lado o lateral (en función de cómo favorezca al óvalo de la cara y acordándonos que, por ejemplo, las ondas al agua hacen mayor y no son prácticas). Por último, si fuera un cabello corto, recogido con fijador".

Algunos trucos

Continuando con las explicaciones de Paco Cerrato deducimos que, el tamaño de la peina, va en función de la altura de cada persona. "Si la usuaria es alta le conviene una mediana y, si es baja, una elevada. Las mantillas pueden ponerse con blondas hacia la cara o en la coronilla y, los broches por detrás, son importantísimos y deben exhibirse bastante (ya sean camafeos, alargados o redonditos)". ¿Más secretos? "No pulseras, no sortijas encima de los guantes y, el bolso, pequeño, tipo cartera", instruye.

En lo que al tiempo se refiere, Cerrato estima de media a tres cuartos de hora lo ideal para estar lista y, a pesar de que suele ser la propia señora quien se arregla a sí misma, sí aclara que hay establecimientos que abren por la mañana del jueves o que, su propio equipo, se desplaza a la casa de las clientas que así lo reclamen. "Empecé en el 92 trabajando en el Simof para Ángeles Espinar y, desde entonces, se ha notado mucho el aumento del interés de la población por seguir manteniendo este ritual donde es conveniente que, al colocar la peina, la mantilla ya esté sujeta". Y prosigue. "Es algo que favorece mucho, es de nuestra tierra y, como nosotros la ponemos en Andalucía, no se ponen fuera. La diferencia con la de los toros es que ésta es blanca o bèige y lleva flores a los lados. Aparte, la vestimenta no tiene nada que ver (puede ser una indumentaria de color, más alegre y más moderno)".

Por sus manos han pasado nombres como las modelos Raquel Revuelta, Eva González, María José Suárez, Laura Sánchez o, Raquel Rodríguez o Lucía Hoyos quienes, de mantilla, han aportado a la Semana Santa una nota de glamour para la que no hay edad. "Se trata de una elección elegante que, desde damas de 60 años a jovencitas de 15, sienta bien a todo el mundo y, aunque no admite mucha tendencia, lo cierto es que, la comodidad, prima cada vez más y, en función a eso, se ha aligerado el peso de los tejidos, por un lado, y el precio, por otro, con vistas a permitir el acceso a más bolsillos a esta bonita costumbre".

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