Pasarela

Los herederos desconocidos

  • La 'jet set' española era asidua a dejarse ver por fiestas y eventos de diferente naturaleza, sin embargo, los hijos de aristócratas y empresarios acaudalados huyen de la prensa

Son ricos, jóvenes y herederos de un legado que tuvo su máximo apogeo en el glamour marbellí de los 80 y 90. Sus padres son aquellos personajes que vivieron el esplendor del sur andaluz, manejado por la mente audaz -y moralmente dudosa- del desaparecido Jesús Gil. Pero en sus genes sigue estando incrustado el ADN de la buena vida, al igual que en sus cuentas corrientes, que les permiten vivir sin las complicaciones propias de la juventud. Los hijos de la jet set española son esos desconocidos que viven a la sombra de los medios de comunicación, pero que aún guardan la estela de lo que un día fueron sus progenitores. Álvaro Falcó Chávarri, es uno de ellos. El único hijo del matrimonio entre Fernando Falcó y Marta Chávarri destaca por sus aficiones, entre las que están acudir a fiestas en las que hace de anfitrión entre varias celebridades del panorama, manejarse por el mundo del marketing y el business, salir a cenar a los mejores restaurantes de la capital o practicar golf. Pero lo de aparecer con asiduidad en los medios es otro nivel. El primo de Tamara Falcó tiene una amplia red de amistades entre las que también destacan nombres como Carlos Torretta, hijo del diseñador Roberto Torretta o los hermanos Carlos y Felipe Cortina Lapique, primos de Caritina y Carla Goyanes.

La lista se engrosa con nombres como Fernando Fitz-James Stuart. El joven, hijo del actual Duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, y futuro heredero del ducado, era el nieto favorito de Cayetana de Alba. Un joven divertido, responsable y asiduo a practicar deporte. No demasiado perseguido por la prensa, por lo que se desconoce gran parte de su biografía protagonizando sólo hace un par de años algunos reportajes en los que se le relacionaba con Sofía Palazuelo Barroso, una joven hija del arquitecto y empresario Fernando Palazuelo Baldasúa y de la galerista de arte, Sofía Barroso. De cerca le sigue en la lista de los jóvenes codiciados su joven hermano, Carlos Fitz-James Stuart, dos años menor que él.

Y si hay alguien que encarne en ella misma la esencia de lo que un día fue la llamada jet marbellí, esa es Gunilla Von Bismark. Ella y su marido, Luis Ortiz, constituían una de las parejas más esperadas en los saraos de la ciudad, llegando a ser sinónimos del propio enclave malagueño. La profecía se cumple también con su hijo, Francisco Ortiz Von Bismarck. Hace años que éste comparte su vida con la abogada Elísabet Dutú con la que tiene dos hijos. Nietos con los que su madre está encantada, a pesar de que los pequeños la llamen, como es de esperar, "abuela".

De su invisisibilidad en la prensa ha escapado Pepe Barroso Jr., hijo del dueño de Don Algodón, que ha sido noticia por su noviazgo con una chica disney, la joven Tini, conocida por su papel como Violeta. Polifacético donde los haya, este joven de 19 años, ojos azules, estudiante de empresa y aficionado al fútbol es el primogénito de tres hermanos y reside actualmente en California.

Lo de Enrique Solís Tello es otro nivel, conocido con el sobrenombre del aristócrata indie es el hijo de Miguel Ángel Solís y Martínez Campos, Marqués de la Motilla, y Carmen Tello. El joven ha sabido sacar partido de su red de contactos y sus posibilidades y ahora es dueño de una cadena de hoteles de lujo con un concepto de bajo coste. Entre sus aficiones: escuchar música de Vetusta Morla y la moda, algo que lo ha convertido sin querer en un icono del buen vestir masculino. Además, le encanta el fútbol y es conocida su simpatía por el equipo sevillano del Betis, del que es forofo.

Pocos datos más se conocen de ellos, salvo los que revelan sus amigos y conocidos. Un camino más discreto que da buena cuenta de cómo se ha evolucionado desde aquel Marbella Club donde se cocía todo hace ahora unas décadas y de cuyo esplendor sólo queda el recuerdo de lo que fue.

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