Pasarela

El eterno

  • La lona Monogram de Louis Vuitton, una de las insignias más reconocibles del mundo de la moda, cumple 120 años

El eterno

El eterno

Viajar como un arte de vivir. Un jovencísimo Louis Vuitton tuvo muy pronto clara su vocación, él quería ser fabricante de baúles. Con sólo 16 años y sin ni siquiera ser consciente ya dejó ver su visión vanguardista de la moda en la que cada uno es un pasajero. Vuitton y su imparable imaginación cambiaron el concepto de viaje infundiendo al mismo tiempo una nueva vida a la moda, que debería estar presente en la necesidad cotidiana con el savoir-faire y la belleza como herramientas.

Dos años antes, con catorce primaveras, Louis Vuitton dejó las montañas de Jura, en Francia, y allí a su familia, para hacerse un sitio en París. El camino lo hizo a pie, 280 millas y dos años de viaje le costó alcanzar su sueño. Y lo logró. Ya en la capital francesa consiguió ser contratado como aprendiz por el artesano Romain Maréchal. El taller parisino de Monsieur Maréchal, situado en la calle Saint-Honoré de París, trabajaba entonces frenéticamente ante los numerosos encargos de los viajeros más selectos que veían como sus maletas sufrían importantes desgastes durante sus viajes en coche de caballos, tren o el barco.

Fue el maestro francés quien supo ver en el joven Louis la seriedad, el ingenio, el corazón y la perseverancia que le acompañaron en sus negocios hasta llegar a ser lo que es hoy: una de las firmas más importantes del pasado, el presente y el futuro de la moda mundial. Louis Vuitton creó lo que actualmente sigue siendo considerado el prototipo moderno de equipaje.

Después de 17 años de aprendizaje en el taller parisino de Maréchal, Vuitton decidió dar un paso al frente e iniciar su actividad en solitario. Se ubicó en el número 4 de la Rue Neuve-des-Capucines. Allí fue donde nació oficialmente su maison. Un gurú, un visionario, que consiguió que la maleta fuera fácilmente apilable, que estuviera reforzada y de tejido impermeable. Su primer contrato importante fue con la esposa de Napoleón III, la emperatriz Eugenia, quien le dio fama internacional.

El resto de la historia de la firma sería escrita por su hijo Georges Vuitton. Él fue quien pulió las ideas de su padre aportándole innovación, carácter, técnica y, lo más importante, su reconocible estilo. En la idiosincrasia de la casa francesa siempre ha destacado una atención al detalle sin igual. Detrás, mucho trabajo con objetivos muy claros: mejorar la resistencia y ligereza, revitalizar los tejidos y patrones basados en colores lisos y rayas o cuadros antecedentes, que dieron a la marca su singularidad.

Georges, además de desarrollar su ingenioso sistema de cerraduras de equipaje que convirtió a los baúles de viaje en lo más parecido a cofres del tesoro -con las que los clientes abrirían todo su equipaje con una única clave- fue el creador de la famosa lona Monogram, la gran insignia de la marca y sin duda uno de los iconos más reconocibles del mundo de la moda. Fue en 1896 y con la idea de diferenciar sus creaciones de las del resto de réplicas y falsificaciones que no paraban de surgir en todo el mundo.

La lona Monogram de la firma Louis Vuitton cumple 120 años. Su dibujo yuxtapone un patrón repetido de flores, plantas y formas geométricas envolviendo las famosas iniciales L y V. Inspirado en la época medieval, así como con influencias japonesas, este lienzo de relieve sirvió además como homenaje al padre fundador de la casa que murió cuatro años antes, en 1892.

Un icono nació. La revolucionaria lona Monogram se convirtió casi instantáneamente en un símbolo universal de la modernidad en las manos de Georges Vuitton. Hoy, reconocida mundialmente como una definición de la firma y de la moda, se puede decir que ha viajado a través del tiempo con éxito, ya que sus características y especialmente su significado siguen siendo los mismos.

Y así ha sido incluso cuando se le han buscado nuevos horizontes, como ocurrió en 2014, cuando se invitó a seis de los creativos más importantes del planeta a hacer cualquier objeto con la lona como protagonista. Christian Louboutin, Cindy Sherman, Frank Gehry, Karl Lagerfeld, Marc Newson y Rei Kawakubo fueron los padres de esta especial colección que muestra claramente el lado personal del monograma y sobre todo el viaje hacia el futuro de una casa que desde el taller legendario de Asniéres, símbolo del éxito profesional y personal del gran Louis Vuitton, ha sabido viajar hacia el futuro y desafiar las expectativas sin dejar atrás las preciadas tradiciones de la maison.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios