Pasarela

La crisis no se ve en alta mar

¿Quién dijo crisis? Ellos son ricos y lo seguirán siendo. Su ambición es tener el yate más grande y más lujoso cueste lo que cueste. Buscan distinguirse y montar las mejores fiestas con las mejores prestaciones en alta mar, alejados del ruido y los curiosos. Antes de acabar un yate ya están encargando otro mejor y hay una lucha encarnizada por ser el que tiene la más grande. La embarcación. Actualmente, ese honor corresponde al controvertido multimillonario ruso Roman Abramovich, que mandó construir Eclipse, un yate de 170 metros de largo y cuyo valor ronda los 340 millones de euros. Con esta embarcación, el magnate del petróleo y presidente del Chelsea, superaba en 11 metros al yate Dubai del primer ministro de los Emiratos Árabes. El sultán Qabus bin Said, de Omán, completa el podio de los yates más grandes con su Al Said. La afición de los jeques y grandes mandatarios árabespor el lujo es bien conocida y el rey de Arabia Saudí o el primer ministro qatarí también aparecen en la lista de quienes más invierten en en sus grandes yates. Pero no son los únicos. El neoyorquino Larry Ellison, fundador de Oracle, es el propietario del espectacular Rising Sun y es tras Roman Abramovich el ciudadano de a pie con el yate más grande del mundo. El capricho le salió por poco más de 377 millones de dólares. Entre otras cosas, dispone de una cancha de baloncesto que puede ser utilizada como plataforma para helicópteros y un cine privado. El vanguardismo en el diseño llega desde Italia y los más reputados diseñadores se esmeran en creaciones llamativas. Es el caso de Roberto Cavalli, que encargó un extravagante yate que cambia de color con la luz. Este es uno de los que cuenta con más adeptos en Internet por su vistosidad. Valentino también tiene un yate por el que cada verano desfilan las mejores top models, el TM Blue One, con un casco azul exterior y una decoración interior sencilla pero lujosa. Un caso curioso es el de Giorgio Armani, que decidió vender su minimalista Mariu por 20 millones de euros. Y es que, no siempre un yate es rentable en tiempos de crisis. Eso sí, Armani continúa sus estilizadas fiestas náuticas en el Main. Que hay que ajustarse el cinturón, pero sin hacer recortes salvajes. En alta mar, la crisis queda lejos.

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