Pasarela

Blanca Marsillach, de hija díscola a actriz comprometida

Blanca Marsillach, en una foto reciente.

Blanca Marsillach, en una foto reciente. / Efe

Siempre le gustó ir contracorriente; quizás por ello ahora reinterpreta el teatro clásico y quiere ponerlo al alcance de un público mayoritario. Blanca Marsillach acaba de estrenar junto a Miguel Rellán en el Teatro Infanta Isabel de Madrid Una noche con los clásicos, obra que en su día creó e interpretó su padre y que hoy dirige Mario Gas y que hoy ella recupera con motivo del 20 aniversario de la muerte de su padre, el gran Adolfo Marsillach.

Adolfo Marsillach con su hija Blanca. Adolfo Marsillach con su hija Blanca.

Adolfo Marsillach con su hija Blanca. / ¡Hola!

A sus 56 años, la hija menor de las dos que tuvo Marsillach con la actriz Teresa del Río se considera afortunada. Pero no siempre se sintió así. Opuesta a su hermana Cristina, Blanca era “la rebelde de la familia” y eso la enfrentaba a su progenitor. “Discutíamos mucho. En mi juventud tuvimos una relación bastante convulsa. Pero luego hicimos las paces. Yo quería ser libre. Él quería que yo lo fuera, pero dentro de un orden (risas)”.

Lo cierto es que sigue su legado de un teatro comprometido con la sociedad y, en colaboración con Elise Varela, creó Varela Producciones, con la que impulsa proyectos que apuestan por la cultura y la integración.

Blanca Marsillach, en una ponencia. Blanca Marsillach, en una ponencia.

Blanca Marsillach, en una ponencia. / Europa Press

Nacida en 1966 en Barcelona, Blanca se crió en el exclusivo barrio madrileño de El Viso. “Mi hermana y yo fuimos a un colegio muy progre, el Josefina Aldecoa, donde todas las profesoras habían estado en la cárcel o eran militantes”, cuenta. Fue compañera de pupitre de Miguel Bardem, primo del oscarizado Javier. “Pero me interesaba muy poco todo aquello. Yo era una outsider, y siempre me preguntaba quiénes eran esos padres que hacían cosas tan raras. Luego esas cosas raras las he hecho yo, porque no hay nada que tire más que la genética”, comenta entre risas la actriz y productora.

En aquellos tiempos sólo pensaba en irse de casa y completó sus estudios en Inglaterra, Estados Unidos e Irlanda. “Siempre me he sentido más libre en el extranjero, quizás porque no tenía la presión de estar con un padre tan famoso, una madre tan guapa y conocida...”, confiesa. Hoy lo ve de otra manera: “La madurez no son solo las arrugas, también aprendes a dar valor a las cosas y a ser más agradecida. Yo hoy me siento una privilegiada”.

Blanca, en la década de los 90. Blanca, en la década de los 90.

Blanca, en la década de los 90. / Efe

Aunque en aquel entonces su primera portada desnuda en Interviú, allá por 1984, le costó más de un disgusto con su familia. Luego vinieron tres o cuatro más: en 1987, en 1995...

Presente en su casa, a través de numerosas fotos, y en su vida profesional, a través del extenso legado que dejó, Blanca sobre todo añora al padre que perdió hace 20 años. “Lo que más recuerdo de él es su olor, sus ricitos en el cuello, su risa, sus andares. Creo que usaba Agua Brava. Siempre olía muy bien. Era muy pícaro y un gran seductor. Y tenía una labia increíble, era un espadachín, no había quien le ganara ningún argumento”.

De i. a dcha. Cristina Marsillach; Teresa del Río, madre de Cristina y Blanca; la viuda de Adolfo Marsillach, Mercedes Lezcano; y Blanca Marsillach. De i. a dcha. Cristina Marsillach; Teresa del Río, madre de Cristina y Blanca; la viuda de Adolfo Marsillach, Mercedes Lezcano; y Blanca Marsillach.

De i. a dcha. Cristina Marsillach; Teresa del Río, madre de Cristina y Blanca; la viuda de Adolfo Marsillach, Mercedes Lezcano; y Blanca Marsillach. / Europa Press

Blanca está convencida de que, de haber nacido en Inglaterra, su padre sería Laurence Olivier. “Pero este es un país que no hace justicia a la gente que ha significado algo importante”, sostiene. “Me ha costado Dios y ayuda llegar a ser quién soy y es que mi padre era muy estricto. Le hacía maldita gracia que su hija fuera actriz. Me hacía muchísimas pruebas cuando me daba algún personaje y te aseguro que me costó lo mío”.

De él dice haber heredado la capacidad de trabajo y la autoexigencia. Hija de actores y acostumbrada a escuchar en casa que “con esta profesión me iba a morir de hambre”, Blanca trabajó en su juventud con estrellas internacionales como Christopher Lambert, Vittorio Gassman, Laura Antonelli... Y rodó a las órdenes de Paul Verhoeven Flesh and Blood.

Blanca no ha sido afortunada con los hombres, aunque desde hace 20 años mantiene una relación secreta con un señor –del que no desvela el nombre– que vive en Estados Unidos. Se ven de tiempo en tiempo, pero la pasión inicial ha dado paso a una amistad sincera que a ella le viene perfectamente. “Mis hijas son mis cuatro perritas”, confiesa.

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