Seis meses de baja con un diagnóstico poco claro. Kiko Rivera sufre una depresión que le ha obligado a retirarse de los escenarios y cancelar todos sus compromisos profesionales, 17 conciertos como Dj que tenía pactados hasta el mes de septiembre por toda España.

El propio hijo de Isabel Pantoja hacía pública hace una semana, a través de las redes sociales, la delicada situación que atraviesa en estos momentos. Kiko explicaba en un comunicado que está pasando una depresión, lo que le ha obligado a abandonar su trabajo temporalmente. "Hoy es un día duro para mí: Pongo en conocimiento de los medios de comunicación que, por causa de una depresión y con el fin de evitar cualquier daño adicional, he decidido retirarme de los escenarios", confesaba. Desde entonces, solo su mujer, Irene Rosales, ha roto el silencio que mantiene la familia para hablar, vía exclusiva en la revista Semana, de la situación que está viviendo el hijo de Isabel Pantoja. "Tiene un problema serio de salud, un bajón más que físico, mental, psicológico" y "necesita un parón profesional para poder estar bien". Según Irene, su marido ha estado intentando poner parches a su situación bajando el ritmo de trabajo pero "necesita parar". La joven contó también que "su doctor aún tiene que seguir hablando con él para conocer qué le pasa realmente".

Anteayer el Dj rompía su enclaustramiento para acudir al centro de salud de la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta, donde vive, para obtener por fin un parte médico oficial en el que se le concede una baja de 180 días, aunque no hay diagnóstico específico de enfermedad ni tratamiento al que se vaya a someter en ese período.

En tan complicados momentos, Kiko Rivera se ha refugiado en su madre, su mujer y sus dos hijas. Su hermano Fran desvelaba ayer que toda la familia está "preocupada" por él.