Pasarela

Nueva York abre las puertas al amor de Isabel y Mario

  • En la fiesta de Porcelanosa, su primera aparición oficial como pareja, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa no ocultaron su amor y se mostraron muy cómplices

Isabel Preysler vuelve a coronarse como la reina de corazones, si alguna vez dejó a un lado este título. Lo demostró con creces el miércoles por la noche en la fiesta que ofreció Porcelanosa en Nueva York para inaugurar su nueva sede, en la que se convirtió, tal y como se esperaba, en protagonista absoluta. Se trataba de la primera aparición oficial de la filipina con su nuevo novio, el Nobel Mario Vargas Llosa, y su presencia no defraudó. Nada más salir del coche, Isabel tomó de la mano a su 'chico' y no lo soltó en casi toda la velada. Ambos derrocharon muestras de cariño y miradas cómplices, dejando claro que lo suyo no se trata de un amor de verano.

Todos los focos apuntaban a la filipina. Y no era para menos. Isabel sorprendió con un diseño del español Alfredo Villalba de escote redondo en tono gris plata elaborado con miles de piezas de swarovski y con incrustaciones en guipur negro, un diseño que dejaba la espalda abierta con un gran encaje y que resaltaba aún más su elegancia. Con el pelo recogido a modo de trenza y joyas de Rabat (pendientes de oro blanco con fila de diamantes de talla marquise y pera y con anillos de oro blanco de talla octogonal y baguette), Isabel mostró su buen hacer como anfitriona.

Como emblema que es de la firma de Manuel Colonques, Isabel fue una de las invitadas que subió al escenario para hablar (en inglés) de las bondades de la firma española, un discurso corto y emotivo. También su pareja ofreció su discurso, aunque esta vez en inglés y español. Vargas Llosa no hizo alusiones a su nueva novia y se centró en alabar las bondades de Colonques como empresario, poniéndolo como ejemplo de la España emprendedora de después de la dictadura.

La gala de Porcelanosa se celebró en la nueva sede que la firma tiene en la Quinta Avenida, junto al Madison Square Park. Se trata de un edificio de seis plantas y 2.000 metros cuadrados que ha sido remodelado por el prestigioso estudio de Norman Foster. En total, unas 750 personas procedentes de todos los rincones del mundo (había representación de 80 países) asistieron a uno de los eventos que cerraba el verano newyorkino. Precisamente, atendiendo a la diversidad de países presentes en el acto, Richard Gere, otro de los invitados que subió al escenario (y que por cierto acudió a la gala sin su novia gallega), bromeó en su discurso diciendo que se encontraban en la "United Nations de cerámica".

La noche se cerró con un cóctel con sabor español en el que no faltó el jamón ibérico, ambientado con música jazz y con el grupo Porvenir. El guiño de la jornada lo puso la propia firma anfitriona al entregar a cada invitado un ejemplar de la novela de Vargas Llosa Travesuras de la niña mala.

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