La simpatía y la elegancia de Máxima de Holanda ha dejado huella en los países asiáticos. Los reyes holandeses acaban de finalizar un viaje oficial por Japón y Corea, donde la guapa monarca ha vuelto a derrochar estilo en cada una de sus visitas. En Japón, Máxima se encontró con la princesa Masako, con la que coincidió en el tono de sus vestidos. A pesar de que no fue capaz de controlar sus emociones, como marca la tradición japonesa, la reina holandesa cautivó a sus anfitriones con su mejor sonrisa. La anécdota del viaje oficial por Asia ocurrió en su visita al palacio de Gyeonbok de Corea del Sur, donde los reyes tuvieron que pasar agarrados de la mano por una minúscula puerta. Máxima de Holanda, que volvió a lucir muy elegante con un original vestido esmeralda y dorado, hizo de nuevo gala de su simpatía y espontaneidad y atravesó la puerta con una amplia sonrisa.