Harry y Meghan se casaron el 19 de mayo de 2018 en St. George's Chapel, en Windsor. Justo a mediodía y, como no podía ser menos, con puntualidad británica, comenzaba la ceremonia que ponía el broche de oro a un cuento de hadas. Aunque fue un evento privado, resultó ser uno de los más vistos del año ya que cientos de medios internacionales ofrecieron la boda en directo para millones de telespectadores de todo el mundo.
Los duques de Sussex se conocieron en una cita a ciegas organizada por una amigo en común de la pareja en julio de 2016 y solo un par de citas tres o cuatro semanas más tarde, Harry invitó a Meghan a acompañarle en secreto a un viaje a Botswana, lugar en el que la relación se afianzó y que supone uno de los sitios imprescindibles para la pareja. Testigo de ello es el anillo de compromiso de la duquesa, una joya especialmente diseñada y encargada por Harry a Cleave and Company, que incluye dos diamantes de la colección de la princesa Diana y un gran diamante de Botswana.
En Octubre de 2016 comenzaban unos rumores de noviazgo que fueron confirmados solo dos meses más tarde en un comunicado del Palacio de Kensigton, una noticia que, lejos de traer alegría y felicidad a los enamorados, indigna al príncipe británico por los comentarios racistas ya que Meghan es mestiza y el continuo acoso al que se sometió a la duquesa en los meses posteriores. Tampoco ayudó la ‘curiosa’ relación familiar de la norteamericana, que no se habla con gran parte de su familia y las declaraciones de padre de ella aireando los trapos sucios de los Markle.
Tras los primeros meses de 2017 en los que se publicaron fotografías de la pareja, en Agosto, tras un viaje a África, los rumores de compromiso empiezan a extenderse por los medios de comunicación alimentado en gran parte por la nueva vida hacia la que se dirigía la estadounidense que dejaba de formar parte del elenco de ‘Suits’, la serie de abogados que la había dado a conocer al público de medio mundo antes de convertirse en aspirante a duquesa.
Y tras un año y medio de relación, el 27 de noviembre llegaba la feliz noticia: Harry y Meghan ponían fecha a su boda, el 19 de mayo de 2018. Lo confirmó un escueto comunicado de Clarence House, la residencia oficial del Príncipe Carlos, heredero de la corona británica, a través de las redes sociales.
David y Victoria Beckham a su llegada a la ceremonia.
Y el cuento de hadas se hizo realidad el 19 de mayo de hace dos años. Frente a 600 invitados de entre los que, además de la familia real, se encontraba los más granado de Hollywood, decenas de miles de personas vieron en directo como la actriz estadounidense le daba el ‘Sí, quiero’ a su príncipe azul.
Bajo la atenta mirada de personalidades de la talla de Serena Williams y Alexis Ohanian, George y Amal Clooney, Oprah Winfrey y el elenco del antiguo programa de televisión de Meghan, Suits, la estadounidense subió, en solitario, los escalones de St. George Chapel enfundada en un impresionante Givenchy que destacaba por su sencillez, cuello de barco y que adornó con un largo velo sujetado por una tiara espectacular.
Aunque parezca que mucho ha llovido desde entonces, solo hace dos años de este día, aunque sí que han cambiado muchas cosas desde ese 19 de mayo de 2018. Más escándalos familiares, la autoexclusión de la familia real, un hijo en común y una nueva residencia en Beverly Hills para poder seguir preservando su intimidad tras gastarse tres millones de libras en reformas en Frogmore Cottage, han hecho de esta pareja, una de las más perseguidas e idolatradas de todo el mundo.
