Pasarela

El Día contra la Dieta combate la obsesión de Hollywood por la delgadez

  • Mientras algunas estrellas dejan que dietistas y regímenes dirijan sus vidas, otras, como Jessica Simpson, se apartan del debate entre gordura y delgadez.

Jessica Simpson mantiene sus voluptuosas formas. Al menos, la cantante y actriz de curvas imposibles se mostró segura de sí misma el fin de semana pasado, en una cena de gala de la Casa Blanca, enfundada en un vestido amarillo: "Como todo lo que me gusta, hago deporte cuando tengo ganas", cuenta la artista de 29 años en Usmagazine.com. Hace tiempo que está harta del debate entre la gordura y la delgadez. "Me gustaría servir de ejemplo y apuesto por las mujeres y la seguridad en sí mismas", declaró Simpson, que durante la recepción en Washington charló con la rellenita protagonista de Precious Gabourey Sidibe.

El Día contra la Dieta, que desde hace 18 años se celebra en mayo como protesta contra la tendencia a la delgadez, parece gustarles más a ambas artistas que la adicción a los régimenes imperante en Hollywood. "¿Ayer para almorzar? Espinacas. Sólo espinacas. Espinacas y un par de semillas", se quejaba la joven estrella de Mamma Mia! Amanda Seyfried, de 24 años, en Esquire. Y confesaba a la glamourosa revista: "Es lamentable y perverso, pero si no no me darían ningún papel".

También Beyoncé, de 28 años, confesó una vez a la revista FHM que antes de su actuación en Dreamgirls tuvo que adelgazar unos diez kilos y durante una dieta de líquidos sobrevivió sólo a base de agua, pimienta y sirope de arce. Por su parte, la actriz Demi Moore, delgada y en forma, ha liberado a sus tres hijas de la esclavitud de las dietas. "Tienen que entender que estar flaca no equivale a ser feliz", dijo una vez a la revista Vanity Fair.

La cantante Kelly Osbourne confesó orgullosa en febrero a Usmagazine que había perdido 20 kilos, y no por dietas radicales sino gracias a una alimentación sana y ejercicio. Durante años la acusaron de tener demasiada grasa: "He tenido que defenderme más por mi sobrepeso que por haber sido totalmente dependiente de las drogas. Nunca lo entenderé", opina la artista echando la vista atrás.

Kristin Davis, que regresa como Charlotte en la segunda entrega de Sexo en Nueva York, apenas aparenta sus 45 años. "En la vida real, y a través de internet, una tiene que aguantar un montón de críticas sobre su aspecto", dice en la revista Red. Pero afirma que ni ella ni sus colegas se vieron presionadas en el trabajo: "Nadie en Sexo en Nueva York nos pidió a ninguna de las cuatro que adelgazara. Gracias a Dios", señala. Pero hace unos días el tabloide News of the World subrayaba que la delicada Sarah Jessica Parker es sólo hueso y pellejo. Sus amigos se preocupan por ella y la culpa de su pérdida de peso la tienen el estrés de ser una estrella del cine y su obsesión por el fitness, cita el diario.

Ahora, las estrellas muy delgadas se han convertido en blanco de los paparazzi: fotos de Victoria Beckham, Keira Knightley, Tori Spelling y Nicole Richie, con finísimos brazos y las costillas marcadas, llenan regularmente las portadas.

Kirstie Alley es el otro extremo: unas veces delgada, otras con varios kilos de más. Su larga dieta no le ha dado demasiado éxito a la estrella de Cheers, aunque al menos le aporta material para un show televisivo propio. En su anterior programa Fat Actress (actriz gorda), Alley se burlaba de la obsesión hollywoodiense por la delgadez. El verano pasado anunció su intención de adelgazar 45 kilos. Ahora, a sus 59 años, pesa 100, y culpa a su pereza desde 2007. En aquel entonces abandonó su trabajo como portavoz de la empresa dietética Jenny Craig y en lugar de hacer deporte volvió a comer más. Ahora, su nuevo reality Big Life gira en torno a sus décadas de lucha contra la grasa.

Hace dos años, Lisa Marie Presley mostraba en la revista Marie Claire su tripa desnuda para protestar manifiestamente contra una anterior campaña sucia de la prensa rosa. Los paparazzis habían fotografiado cómo iba engordando la hija de Elvis y la prensa más amarillista acompañó las imágenes de titulares como "Grasa, como su querido padre. ¿Demasiados dulces?". Entonces, ella reveló que esperaba a su tercer hijo.

John Travolta y Jack Nicholson lo tuvieron más fácil con el aumento de sus barrigas. "No hay duda, a las mujeres se las ataca más, con menos sensibilidad, son tratadas de forma mucho más vergonzosa", criticaba el agente de prensa Ken Sunshine entonces la doble moral hollywoodiense en The New York Times.

Entre tanto, también les ha llegado el turno a los hombres gorditos. El realizador Kevin Smith lo sufrió en sus propias carnes: en febrero lo invitaron a bajarse de un avión en California porque estaba demasiado gordo para la compañía aérea. "Querida Southwest Air", escribió en su Twitter, "sé que estoy gordo. Pero, ¿puede realmente el capitán Leysath echarme del avión en el que estoy ya sentado?". Al final, tomó otro vuelo y no tuvo problemas para llegar a Burbank, cerca de Los Ángeles.

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