Pasarela

A Carlota no le hace falta corona para deslumbrar

  • La hija de Carolina de Mónaco recupera su vida social tras su maternidad. La joven se convierte en el centro de todas las miradas en una gala celebrada en Hollywood.

Su belleza serena, su mirada dulce y su porte elegante son sus principales cartas de presentación. Carlota Cashiragui es de esas personas que, casi sin quererlo, eclipsan a cuantos le rodean para convertirse de inmediato en el centro de todas las mirada.

Aunque el trono del Principado de Mónaco le queda demasiado lejos (es la sexta en la línea de sucesión sin contar a los hijos del príncipe Alberto que cuando nazcan serán los legítimos herederos), a la hija mayor de Carolina no le hace falta ninguna corona para brillar con luz propia.

Querida por la prensa rosa de medio mundo desde que nació, la vida de esta joven, marcada por la pérdida de su padre cuando tenía sólo cinco años, ha llenado cientos de páginas de papel couché. Desde pequeña dejó claro que había heredado la elegancia de su madre; la misma que ésta heredó de su abuela Grace, la actriz que aparcó su carrera en Hollywood para protagonizar una vida de cuento de hadas junto al príncipe Rainiero.

Aunque no se trate de ningún de ningún título nobiliario, Carlota ha heredado de su madre el título de 'Princesa de Europa'. Este fin de semana, sin ir más lejos, lo ha vuelto a demostrar. La hija de Carolina ha acudido a la gala LACMA Art+Film que se celebraba en Hollywood, un acto patrocinado por Gucci y al que estaban invitados numerosos rostros conocidos. Carlota superó cualquier expectativa y dio una lección de estilo, convirtiéndose de inmediato en el centro de todas las miradas.

Con un vestido largo de inspiración oriental elaborado en dos tonos y escote halter, realizado en gasa y salpicado de estampados florales y pedrería, la hija mayor de la princesa Carolina se coronó como la reina de la fiesta. Como complemento llevaba un monedero azul y varias pulserras en uno de sus brazos.

Carlota no dudó en posar con algunos invitados, como la actriz mexicana Salma Hayek y su marido, Henri Pinault, que por supuesto no llegaron a hacerle sombra. Ni ellos ni el rosario de famosos que habían acudido a la gala para arropar al director Quentin Tarantino, como Cindy Crawford, Jennifer López, Kate Hudson, Dakota Johnson, Cara Delevigne o Demi Moore.

En la LACMA Art+Film era casi obligada la presencia de la joven monegasca. De un lado porque estaba patrocinada por Gucci, una firma de la que es embajadora, y de otra, porque en ella se fusionan tres de sus pasiones: cine, arte y moda.

No es la primera vez que Carlota acude tras su maternidad a una cita de Gucci. El pasado verano sin ir más lejos asistió a la presentación en Nueva York de la nueva línea de cosméticos de esta marca. El pasado septiembre, además, fue embajadora de Gucci en la Semana de la Moda de Milán, donde dejó a todos boquiabiertos con su elegancia.

Carlota está ajena a los rumores de crisis que durante un tiempo han planeado sobre su actual pareja, el actor Gad Elmaleh, 15 años mayor que ella y con quien mantiene una relación desde finales de 2011. Lo que parece claro es que la guapa nieta de Rainiero no está dispuesta a quedarse cruzada de brazos mientras su pareja realiza su gira teatral por media Europa. Carlota está cansada de la vida tranquila que propone el actor y, poco a poco, va recuperando su agenda. Todo ello, por supuesto, sin dejar a un lado su tarea como madre, una faceta de la que se enorgullece.

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