Crisis de precios en la agricultura

La crónica de un 2.020 para olvidar en el campo

Los bajos precios han hecho que los agricultores almerienses salgan ya de manera recurrente a la calle por miles para cambiar esta situación. Los bajos precios han hecho que los agricultores almerienses salgan ya de manera recurrente a la calle por miles para cambiar esta situación.

Los bajos precios han hecho que los agricultores almerienses salgan ya de manera recurrente a la calle por miles para cambiar esta situación. / Rafael González (Almería)

El pasado 2020 acabó exactamente como empezó y también como ha dado inicio el presente 2021, con una situación en el campo almeriense cada vez más difícil. Gota a gota viene llenándose un vaso en los últimos años que se puede decir que está comenzando a rebosar desde hace unos meses, donde los propios agricultores como primer eslabón de la cadena han dicho basta a la situación que viven ya de manera estructural.

Y el motivo, los precios, claro. Seis de cada diez hortalizas que se consumen en el viejo continente proceden del campo almeriense. Eso debería ser, o al menor parecer, motivo más que suficiente para no vivir una situación de crisis en las cotizaciones que se perciben por producir estos productos alimentarios. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Ni los propios agricultores, ni tampoco la comercialización provincial, es de momento capaz de coger la sartén por el mango ante la distribución y equilibrar una balanza que cada vez sale menos rentable y hace que muchos productores se puedan ir quedando por el camino.

El problema no es uno, sino que son varios los factores que desencadenan esta caprichosa bajada de precios que cada vez dura más tiempo. Ahora, con las bajas temperaturas propias de esta época, los productos almerienses cotizan mejor, pero es que la competencia, salvo Marruecos, se apea este mes por incapacidad para producir. Sin embargo, el clima parece claro que va cambiando y el mes de noviembre, que siempre había sido de bonanza, viene siendo terrible las últimas tres campañas, y en la presente no ha sido una excepción. De este modo, a la hora de hacer el balance completo, los agricultores cada vez pierden más ingresos, unido a que los costes de los insumos son cada vez mayores.

Movilizaciones de hace unos meses. Movilizaciones de hace unos meses.

Movilizaciones de hace unos meses. / Rafael González (El Ejido)

Ellos, que se agrietan las manos y pasan lo indecible para alimentar a los demás, no entienden como se ha podido llegar a este punto, y más viendo como en los últimos años ha llegado un un actor que antes era secundario y que ahora es protagonista: Marruecos. El país del norte de África no produce alimentos en igualdad de condiciones, y tanto productores almerienses como la comercialización de la provincia denuncian que no se están controlando los contingentes que entran por su parte. Piden auxilio a la Unión Europea, vía Gobierno de España, pero ya también saltándose este trámite, como principal responsable de este aspecto.

Luis Miguel Fernández, gerente de Coexphal, entidad que agrupa a la mayor parte de la comercialización provincial, lo dice claro: “Ya hemos pedido al Gobierno de España que exija en la Unión Europea un estricto control de los contingentes y de las tasas arancelarias. En Europa entra, campaña tras campaña, más producto, más barato y de peor calidad (no tienen tantas exigencias laborales ni fitosanitarias como los que se exigen al europeo), principalmente desde Marruecos. En este sentido también es nuestra obligación promocionar y difundir las diferencias en calidad, garantía, seguridad alimentaria, sabor y certificaciones de nuestros productos frente a los de terceros países. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo va a hacer por nosotros”.

En paralelo está ese otro fenómeno tan dañino pero que aun parece tabú como es la presunta práctica de reetiquetado por parte de algunas empresas de la provincia, y que sin duda hace un flaco favor a un sector que quiere remontar el vuelo. En este sentido, solo se sabe por parte de la Junta de Andalucía que se han realizado unas 400 inspecciones específicas en Almería contra para descubrir si se produce este tipo de fraude de productos hortofrutícolas importados de países no comunitarios como si se tratara de alimentos de origen español. Fruto de estas inspecciones, se han sancionado o iniciado procedimiento sancionador contra once empresas almerienses por haber realizado un cambio ilegal de etiqueta o por otros incumplimientos en la documentación o en las facturas de productos de origen marroquí. Eso sí, no se conoce por el momento su identidad.

La sensación en el campo almeriense es la de haber tocado fondo, pero si algo ha demostrado la agroindustria de la provincia es su capacidad de adaptación y preparación para los cambios, aún siendo disruptivos.Y por qué iba ahora a ser menos, si bien es cierto que probablemente se esté ante la peor crisis del sector antes conocida. Pero entre los motivos para ser optimistas es que cada vez se produce más y mejor. Además, la superficie de cultivo ecológico sigue creciendo, algo que es demandado por el consumidor europeo, y el número de hectáreas que están actualmente en reconversión se cuentan por centenares. En paralelo, las campañas para impulsar la imagen de la huerta almeriense son cada vez mayores y más potentes, para dejar claro que, como el producto de aquí, ninguno.

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