Iberoamericano

"La magia duró hasta el 84 y después, lo que se conoce como Movida fue floclore"

  • Loquillo defiende “el lado salvaje” de la música de los 80 antes de la proyección de ‘Los gatos del callejón’ en el Iberoamericano

Cuando le propusieron participar en el festival cinematográfico no se lo pensó. En primer lugar, porque "hay que apoyar la cultura española" y, en segundo, "por su vertiente iberoamericana, una conexión que debemos explotar mucho más". Amante del "buen cine", ese que se encuentra "en todas las épocas", a Loquillo le cuesta decantarse por una película fetiche, aunque finalmente lo suelta: "Si tuviera que decir una, esta sería Centauros del desierto, de John Ford".

Con la presencia del artista catalán, la sección Cine y Música del Iberoamericano puso ayer el broche final. Loquillo participó en un coloquio con el periodista Jesús Pulido antes de que se proyectase Los gatos del callejón, la producción dirigida por Benet Román que recuerda a la España musical de 1983, con entrevistas a Alaska o Sabino Méndez y artistas influidos por la Movida como Maga y Santi Balmes.

El documental, de casi 90 minutos de duración, vio la luz el año pasado junto a uno de los míticos discos del cantante, El ritmo del garaje, que fue reeditado y que incluye canciones tan míticas e influyentes como Cadillac Solitario, Pégate a mí o Quiero un camión, todas compuestas por Sabino Méndez y que aún hoy siguen formando parte del repertorio habitual de las actuaciones en directo de Loquillo.

José María Sanz Beltrán, que no visitaba Huelva desde 2010, cuando ofreció su último concierto en la capital onubense, aseguró que el documental es "la única aproximación que existe a un momento mágico en la historia de la música de este país", cuando se vivía "lo más parecido a construir una cultura propia".

Si la anterior generación era "colectivista", la suya fue "individualista" y aquellos creadores, según aseguró, "creíamos que éramos nuestros propios héroes" y "queríamos ser estrellas". A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, no tenían en qué mimetizarse porque "no había referencias". Eran ellos mismos "sin caer en las garras de lo que te llega" porque no había canales de comunicación, apenas alguna fotografía en una revista.

Si la Movida fue, a su juicio parte de la edad de oro de la música, carne de cañón de un negocio y el sello identificativo de un partido político, Loquillo indicó que el documental se centra en la primera parte del fenómeno, en los primeros años, hasta 1984. Lo que se hizo después, según apuntó, fue mero "folclore". "No teníamos nada que ver con Nacha Pop o Los Secretos. Nosotros vivíamos pendientes del lado salvaje", relató.

Sobre su marcha a Madrid para triunfar en el mundo de la música, aseguró que la Barcelona de finales de los setenta era la ciudad más importante de Europa, la que representaba la contracultura. Sin embargo, "cuando Jordi Pujol ganó las elecciones decidió que aquello se acababa".

Entre bromas, durante el coloquio Loquillo reconoció que durante estos años ha marcado a varias generaciones, hasta el punto de que su música "ha hecho que mucha gente se comprara un instrumento", aunque él no sepa -así lo confesó- tocar ninguno.

Más de tres décadas después, el Loco sigue al pie del cañón porque cuando tienes "un público propio" no dependes, por ejemplo, de la televisión y porque si te creas "tu personaje", al margen de lo que determine una compañía o un manager, "sabes a donde vas", según defendió. Y eso que, como ya ha dicho en numerosas ocasiones, no se metió en esto "para hacer amigos".

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