Cultura

"Nunca me sentí desatendida. Lo que me interesó siempre fue el arte, no ser famosa"

  • El SEFF reivindica a Gunvor Nelson, creadora de un cine personal que sigue en activo a sus 82 años.

Es ya una señora octogenaria, pero Gunvor Nelson (Estocolmo, Suecia, 1931) rechaza la posibilidad del retiro, y mientras revisa "algunas cintas VHS de trabajos que hice en los 80, a ver si puedo devolverles la vida", también sigue "mirando hacia adelante" con otros proyectos. "Yo siempre estoy trabajando, la vida sería demasiado sosa sin trabajar. Exploro territorios nuevos, hago fotografías, reedito fotogramas de películas anteriores", apunta esta creadora a la que estos días el SEFF dedica una retrospectiva, una oportunidad única para encontrarse con las piezas de una cineasta que se exhiben en museos del prestigio del MOMA de Nueva York, Moderna Museet de Estocolmo y en las filmotecas de medio mundo, pero que aún requiere una mayor divulgación: en Youtube, por ejemplo, únicamente se puede ver uno de sus cortos más emblemáticos, My name is Oona (1969).

Una creadora que, tal como señala el especialista Gonzalo de Pedro, se resiste a que su obra sea catalogada como experimental o de vanguardia y prefiere referirse a su producción, la mayor parte de ella realizada en Estados Unidos, como un cine "personal"; una autora que "siempre trabajó de manera muy libre, quizás por venir del mundo de las artes se adentró en las películas de una manera más lúdica, más libre", continúa el comisario del ciclo junto a Miguel Fernández Labayen, para quien la mirada de Nelson -interesada en los temas de lo femenino, el desarraigo, la niñez, la naturaleza y la memoria, siempre desde una búsqueda formal en la que el sonido puede llegar a adquirir la misma relevancia que la imagen- ha sido "muy poco analizada", reivindicada ya en el siglo XXI tras ser eclipsada por la atención que acaparaban otros artistas hombres.

Pero la directora sueca no muestra rencor por esta discriminación. "Nunca me sentí desatendida. Desde el principio, cuando yo empecé a hacer arte, ya gané algún premio, pero lo que me interesaba era precisamente el arte y no hacerme famosa. Ése no era mi objetivo en absoluto", concluye.

Junto a la filmografía de Nelson el SEFF revisa en estos días la obra de otra francotiradora, la sevillana María Cañas, feliz de coincidir con la sueca en la programación. "Yo quiero ser como ella, como Agnès Varda", admitía, horas antes de participar en el ciclo Escribir el cine, esta autora con una gran proyección internacional -este mes impartirá un seminario en Mar del Plata, Argentina- y que recibe el homenaje de su ciudad. "Ha sido muy emocionante ver a gente de la Sevilla tradicional viendo películas mías, en las que mezclo música de bandas de Semana Santa con Michael Jackson", cuenta esta artista recientemente galardonada en los festivales de Márgenes y Alcances, que encontró en lo que ella define como "videomaquia" un vehículo para articular mordaces y comprometidos discursos desde la compilación de escenas del imaginario colectivo, "del detritus audiovisual que nos rodea". Afirma Cañas que internet le da "alas" y ayuda a que su trabajo se difunda. "Yo hago arte porque necesito comunicarme. Dejar mi obra encerrada en un museo no tiene sentido para mí", asegura la creadora.

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