Contra-comedia, post-humor, risas congeladas, estupor. La nueva comedia, también la europea, ya no busca la risa fácil, la inmediatez del chiste, el gag instantáneo. La autoconciencia del humor y sus mecanismos dan un nuevo giro al viejo engranaje cómico, interpelando a un nuevo espectador, cogiéndolo a pie cambiado. 

Este Focus_Europa transversal tiene como país invitado a un concepto antes que a un país, a esa comedia sin risas enlatadas que se hace hoy desde varios frentes. Desde Inglaterra, el locutor Alan Partridge creado por Steve Coogan salta de la televisión al cine en clave de acción en Alpha Papa; y Down terrace inauguraba el humor negro en clave realista del hoy aclamado Ben Wheatley.   

A los italianos no les queda más remedio que reírse (en frío) de lo suyo: Belluscone, una storia siciliana, adopta las formas del falso documental para retratar el país de Berlusconi y la mafia, mientras que Bellas mariposas se acerca a la infancia como territorio de aventuras imprevisibles. 

También se ríen en el Este: la rumana Best intentions se empeña en ingresar a una anciana en el hospital contra su voluntad; y la búlgara The last black sea pirates torsiona el cine de piratas con un puñado de parias borrachines. 

Hasta en Israel se ríen: Afterthought coquetea con la comedia existencial bajo la sombra del Monte Carmelo. Lo de la sueca American burger es más bien parodiar el slasher adolescente con una pizca de canibalismo. Aunque lo mejor del ciclo, regreso de Alain Guiraudie al SEFF donde ganó el Giraldillo en 2013, es Le roi de l'évasion, celebración de los cuerpos, la sexualidad y la vida campestre con guiños al cine de género y una generosa heterodoxia. 

Humor chanante

12+1, una comedia metafísica, de Chiqui Carabante, reescribe la travesía del desierto de Jesús y sus apóstoles; Taller Capuchoc reúne a Padial, Noguera y Venga Monjas en un nuevo delirio a propósito de los talleres de escritura; e Ilusión, de Daniel Castro, busca productores para una película sobre los Pactos de la Moncloa.