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PAISAJES DE RESISTENCIA | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

La resistencia del tiempo

Un fotograma del documental de Popidova dedicado a la superviviente Sonja Vujanović.

Un fotograma del documental de Popidova dedicado a la superviviente Sonja Vujanović.

Pálidos ecos de la monumental Shoah resuenan en este ensayo de Marta Popidova sobre la figura de Sonja Vujanović, partisana y militante comunista que sobrevivió a dos campos de concentración (Banjica y Auschwitz) y que cuenta su historia en tiempo presente, o al menos en la época en la que la directora serbia filmó sus testimonios hace ya algunos años. Popidova tiene en cuenta las enseñanzas de Claude Lanzmann sobre el valor de la historia oral y el sentido de acercarse al horror siempre de manera indirecta y oblicua (la cinta elude en todo momento las imágenes de archivo) mediante el registro de sus cicatrices, trazas y huellas depositadas en el tiempo, ancladas en la memoria. Popidova se afana en exceso, y con un resultado desigual, en encontrar imágenes precisas (de la naturaleza o de las ruinas de los propios campos de exterminio) que establezcan un contrapunto poético, e incluso metafísico, con el relato de su protagonista.

Ese diálogo entre la imagen y el sonido (el testimonio oral) navega a la deriva, presa de unas rimas audiovisuales, aunque bellas y bien fotografiadas, un poco caprichosas (está claro que Marta Popidova no es John Gianvito) y solo empieza a encontrar su cadencia cuando llegamos a las alambradas de Auschwitz. Mucho más cuestionable aún es el torpe intento de la realizadora, militante enfrentada al fascismo creciente en la zona de los Balcanes, de equiparar de alguna manera su experiencia personal con la de Sonja a través de una serie de cartas intercambiadas con su pareja (sobrina nieta de la protagonista), y sobreimpresas en la pantalla, donde se cuenta su salida del país o el creciente malestar ante la deriva ideológica ultraderechista de este. Inopinadamente, el cuerpo encorvado y cansado de una anciana que porta la mácula numérica de la pesadilla grabada en su piel envejecida pero que se niega a desaparecer se convierte en el más bello y verdadero paisaje de resistencia, y confieso que no llego a saber si la cineasta es consciente del todo de ello.