Hablar de la Feria de San Antonio, sin duda, también es hablar de Juan Izquierdo, actor fundamental en el desarrollo de la fiesta desde que iniciara su andadura al frente de la Caseta Municipal allá por el año 1963.

A pesar de dedicarse al transporte, su padre puso en marcha un hostal y un salón de baile llamado 'Los Ángeles', circunstancia por la cual Juan Izquierdo comenzó a trabajar en el mundo de la hostelería. Así, pocos años después de que el recinto ferial se trasladara desde la Alameda del Río hasta la entonces denominada calle El Cemento (actual Carmen Picazo), Izquierdo inició una nueva etapa de su vida profesional.

Con el paso de los años y los cambios de ubicación del real a La Longuera en 1984 y finalmente a Las Albinas del Torno en 2002, Juan Izquierdo continuó su trabajo al frente de la Caseta Municipal. "Poco a poco el público comenzó a tener mayor protagonismo en la fiesta, puesto que antes las personas acudían a presenciar los espectáculos y apenas participaban en la fiesta".

Sin embargo, para que todos los días tuvieran éxito de público, se comenzaron a poner en marcha diferentes iniciativas. "Ya en el recinto de La Longuera se instauró el Día de la Mujer, del que Chiclana es pionera. Además, los pequeños también disfrutan durante una jornada de descuentos en las atracciones", comenta Izquierdo.

Pero si realmente ha tenido importancia la labor de Izquierdo en la Feria de San Antonio es gracias a la organización de actuaciones musicales. Así, artistas de la talla de Julio Iglesias, Raphael, Lola Flores, Rocío Jurado o Isabel Pantoja han pasado por las tablas de la Caseta Municipal. "Vendíamos abonos para los cuatro días de feria y el público podía disfrutar de diferentes actuaciones. Incluso, en una ocasión, Isabel Pantoja actuó en la cabalgata que anteriormente desfilaba durante la época de Feria".

Aunque Juan Izquierdo ha superado las cuatro décadas en el mundo de la hostelería, continúa con ganas de seguir trabajando en la feria. Así, el pasado año no solo se encargó de la Caseta Municipal, sino que también instaló una caseta familiar, Ajolí 77. "Seguiré hasta que el cuerpo aguante, porque la feria es una de mis devociones. Aunque ya no es tan rentable económicamente hablando, no me veo paseando por el recinto ferial, sino trabajando de cara a los ciudadanos".